Dio una profunda calada al cigarrillo que llevaba en los labios, miraba a la nada, recargando la cabeza en el respaldo del asiento del auto. Estaba estacionado en frente de su casa, en la tranquilidad de la noche, el sonido del cigarro siendo consumido fue lo que le acompañaba, suspiró regresando la mirada al tablero, esta marcaba las tres de la mañana, había estado en ese lugar, sus ojos ardían, el humo del cigarrillo estaba lastimandolo. Tomó una enorme bocanada de aire, era momento de bajar, la ansiedad le estaba consumiendo, abrió el auto y bajo, los músculos de su cuerpo estaban tensos, tiró la colilla en la banqueta, terminando por pisarla al momento de avanzar.
Entró a la casa, esta se mantenía iluminada por la luz de la sala, aunque estaba seguro que esta se encontraba vacía, era una forma de recibimiento, una que era implementada cuando llegaba a deshora, aquel detalle le hizo sentir una punzada en el pecho. Caminó hasta la cocina donde se sirvió un vaso grande de agua, su garganta estaba seca, lo bebió por completo, conteniendo la respiración, se recargó en la encimera y negó una y otra vez. El recuerdo de aquella noche martillaba con fuerza su cabeza.
Los labios que habían estado tres horas antes sobre los suyos, aquellos ojos suplicantes y el llanto desconsolado, no podían ser apartados de su mente. Después de corresponder su beso, a pesar de decir que iría a despedirse, lo empujó, alejándolo de su cuerpo, miró sus manos temblorosas vonver a acercarse a él, pero se levantó y huyó, dejó detrás aquel pequeño departamento en mal estado, escuchando como era llamado, la voz desesperada de un niño perdido, porque Beomgyu era un niño, apenas un muchacho yendo por un mal camino, perdiendo el rumbo, depositando sus esperanzas en un ser desdichado como él. Alguien que no merecía esas súplicas.
Namjoon no se sentía bien, nada de lo que hacía lo llevaba a mejorar, al contrario, se estaba consumiendo poco a poco. Hace mucho que había dejado de saber qué era lo que quería, aquella casa se volvía cada vez más amplia, mas fría, sus esperanzas sobre un futuro feliz se reducían a una persona, una en quien no confiaba.
Subió las escaleras, queriendo tirarse en la cama para dormir, pero al pasar por la habitación de Jae, se dio cuenta que esta estaba semi abierta, miró dentro, la luz de la lámpara estaba prendida, Jae dormía con Tzuyu abrazada, la imagen hizo que sus ojos se agrandaran, y que su respiración se estancara en su pecho, recorriendo la mirada encontró a SeokJin, recostado en el sillón individual, tenía la cabeza recargada en su puño, estaba seguro de que se había quedado dormido observando a los niños, era lo único que hacía últimamente, no consideraba que eso fuese normal o sano, pero ¿Cómo decírselo? No tenía cara, sobretodo, cuando este estaba más al pendiente de sus hijos de lo que él podría llegar a estar. Se estaba perdiendo de mucho.
Se adentró en la habitación, con cuidado de no hacer ruido, se acercó a Jin y le observó. Era hermoso, Jin tenía esa belleza singular que se ganaba la admiración de cualquiera que pudiera mirarlo, su piel suave, labios rellenos y perfil delineado, proporcionado y perfecto, SeokJin era un ser etéreo, no podía apartar sus ojos de él. Su corazón seguía latiendo con fuerza cada que estaba cerca de él, estaba seguro que nada de lo que sentía estaba mal, sólo que con el tiempo, había dejado de saber cómo demostrarlo.
Un nudo se acuñó en su garganta, se agachó y lo tomó en brazos con cuidado de no despertarlo, era delgado y ligero, mucho más de lo que había sido en toda su vida, pensaba que aquello podría ser problemático, así que tendría que vigilar que ganara más peso, salió de la habitación con cuidado, no era como si sus hijos tuvieran el sueño ligero, lo cual ayudaba. Caminó por el pasillo, sintiendo la respiración profunda de SeokJin en su cuello, sus manos comenzaron a temblar, estaba perdiendo la compostura. Dejó su cuerpo sobre la cama cuando ingresaron a la habitación, le miró desde arriba, se veía tan inocente, tan indefenso. Pero no lo era, ninguno de los dos era inocente, mucho menos indefensos, sabían jugar sucio cuando la situación lo requería, en eso eran parecidos.
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Un Cambio De Vida *YOONMIN*
FanficTERCERA PARTE DE UCDG Después de la tormenta llega la calma, después de una catarsis de emociones llega la tranquilidad, una que todos esperaban. Una nueva vida que se estaba formando, una vida que parecía perdida, una vida que era una mentira y una...