Un Cambio De Vida *YOONMIN*

Il destino è crudele

Dahyun se encontraba con los nervios de punta, entre más navegaba por internet buscando sobre aquella familia, se daba cuenta que estaba por adentrarse en un terreno demasiado peligroso para ella, desde las conexiones de la familia Myou, como el prestigio y los escándalos que rodeaban a los Min. Estaba seguro que el padre de Sana estaba con vida, todo encajaba, donde vivía, su edad, su nombre, su aspecto físico y sobretodo la información sobre el accidente, donde se declararon, tres personas muertas y cinco heridos. Lo que le heló la sangre fue descubrir la fotografía de Myou Mina en el anfiteatro, además de la noticia del deceso de Min Siwon, abuelo de Sarah.

Era un misterio que le intrigaba ¿Por qué le habían mentido? Estaba segura de que tenía que parar, que debía de dedicarse a su trabajo y no indagar en cosas que no eran de su incumbencia, pero una parte de ella sentía que era injusto, Sarah merecía saber la verdad, pero ella no podía decírsela.

—Papá—dijo entrando al despacho de su padre, sabía que este seguía trabajando, aunque era de madrugada.

—Principessa—dijo su padre levantando la vista de su ordenador—. Pensé que estabas durmiendo, en unas horas debes ir a trabajar.

No respondió, se sentó frente a su padre, subiendo las rodillas a su pecho. —Hay algo que quiero decirte.

—¿Qué pasa? —preguntó preocupado—. ¿Tuviste problemas en el trabajo?

—No...bueno, tiene que ver con el trabajo, pero no específicamente con mi desempeño en este, padre, creo que he descubierto una enorme injusticia.

Su padre rio ante la clara exageración de su hija. —¿Otra vez eso de los animales del zoológico?

—No, esto es serio, tienes que ponerme atención—suspiró poniendo las manos en el escritorio—. Descubrí un secreto en la casa donde trabajo.

—Niña ¿Qué te he dicho de estar de metiche? —riñó.

—Te juro que yo no busque nada, fue casualidad—suspiró—. La chica a la que asisto perdió a sus padres cuando era una bebé en un accidente en Corea, el otro día me dijo que mirara una fotografía, pero, los nombres no concordaban, ella decía cosas diferentes a la dedicatoria de la foto, me dio curiosidad, papá, el padre de esta chica está con vida, le han mentido.

Su padre se quedó en silencio por unos momentos, analizo cada una de las palabras de su hija antes de suspirar y retirarse los lentes de lectura. —Dahyun, no quiero que te metas en esto, no hagas nada de lo que estás pensando.

—Pero....

—No hija—interrumpió—. Tú no sabes lo que puede estar detrás de aquella mentira, no te metas en algo que puede perjudicarte y no sólo hablo laboralmente, sino también en tu persona, esas personas pueden llegar a ser peligrosas ¿Cómo crees que han mantenido un secreto por más de dieciséis años?

Dahyun le miró con una mueca, bajo la mirada apenada. —Tienes razón, no es asunto mío.

—Sé que tu alma te pide ayudar, pero tal vez, la estés perjudicando hija, no le causes más dolor a esa desdichada pequeña.

—Está bien, olvidaré todo—asintió, aunque por dentro sentía que no era lo correcto, porque si ella estuviese en esa situación, si alguien le dijera que su madre sigue con vida, ella moriría por saberlo, pese a las consecuencias.

Veía la cara de Sarah contraerse de dolor, pequeñas lágrimas recorrían sus sienes, sus manos estaban apretadas sobre su pecho, mientras que aquel fisioterapeuta hacía los ejercicios de rehabilitación en su pierna libre de aparato. Sus propias manos estaban sudando debido a la angustia de verla así, su frente sudaba, pero no se quejaba en voz alta, sus ojos se mantenían cerrados y sus labios apretados.