Sleale

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Dahyun estaba en casa de los Brinchi después de un fin de semana largo en donde pudo estar al lado de su familia, intentó descansar a pesar de que estaba preocupada por Sana. Subió las escaleras dirigiéndose a la habitación de esta, la cual estaba abierta como siempre, no le gustaba la falta de privacidad que tenía Sana, pero no podía hacer nada al respecto.

—Hola piccola—dijo entrando y dejando sus cosas cerca de la puerta.

Sana se volvió debido al sonido de su voz y fue entonces que pudo verla, estaba diferente, su cabello en vez de estar liso, se ondeaba alrededor de su rostro, llevaba un vestido rosa, que resaltaba la palidez de su piel, estaba hermosa.

—Al fin llegas, te estaba esperando ¿Cómo me veo? Le dije a la chica que me arregló que era un día especial, así que tenia que dejarme lista. ¿Te gusta?

—Te ves preciosa, como una muñeca de porcelana, ¿Por qué es un día especial? —se acercó a ella para tomar su mano con cariño como siempre lo hacía.

—Viene mi tía, ella maneja la empresa del abuelo en Corea, hace meses que no la veo, pero hoy viene a verme, quiero que la conozcas, ella es la mujer más increíble del mundo, es como una madre para mi.

Al escucharla hablar tan animada de su tía le hizo sonreír, tal vez, dentro de aquella familia cuyos secretos eran atroces, y sus motivos quedaban en el silencio, había una esperanza, aunque no conocía a esa mujer, el hecho de que Sana se sintiera feliz con ella era una buena señal.

—Entonces, cuando te vea quedará  impresionada con lo hermosa que te ves—sonrió con cariño.

—Lo dices porque eres mi amiga—bufó—. Sé que no soy bonita.

—Bueno, no debes confiar en tu criterio, no puedes verte, entonces, tienes que confiar en mí cuando te digo que eres hermosa.

Las mejillas de Sana se enrojecieron, ella estaba acostumbrada a escuchar que era linda de parte de su familia, pero no de una persona ajena, quien sabía por el tono de su voz que estaba siendo sincera.

—Vamos a bajar, quiero estar ahí para recibirla.

Se acercó a ella, la tomó de la mano, como si de dos amigas se tratara, y caminaron tranquilas, saliendo de aquella gran habitación hasta el pasillo, era una mañana hermosa, empezaban los días de primavera y a medida que pasaba el tiempo, se acercaba el cumpleaños de Sana, tendría dieciocho años y un poco más de libertad, aunque Dahyun creía que en realidad Sana al lado de su familia nunca tendría la libertad que deseara, pero nuevamente, ella no tenía derecho a opinar.

Llegaron a la sala, donde la señora Brianci se encontraba mirando una vieja fotografía, sabía sin verla que era de Mina, por las fechas, estaba pronta su fecha luctuosa.

—Buenas tardes—saludó educadamente.

—Buenas tardes—dijo poniéndose de pie y acercándose a Sana—. Te ves encantadora, una princesa.

—Gracias abuela—respondió con una enorme sonrisa—. ¿Cuando llegará la tía?

—No debe tardar, no te preocupes, mejor vamos a tomar el té.

La tomó del brazo y la acercó a los sillones, Dahyun les siguió de cerca, sentándose al lado de Sana, para ayudarla, Minerva no dejaba de ver sus movimientos, la ponía nerviosa, pensaba que ella estaba esperando el momento preciso de cualquier error y así poder echarla de la casa y sobre todo, echarla de la vida de Sana.

—Estoy emocionada—dijo Sana acortando la tensión del ambiente.

—Claro que lo estás, no has visto a tú tía en meses—asintió Minerva con una ligera mueca—. Pero, me preocupa que estés tan entusiasmada por eso, ¿No te he dicho lo delicado que es tu corazón? No debes mostrarte tan dispuesta y emocionada con todo Sana, la gente sabrá lo que te gusta, lo que deseas y no dudará en lastimarte. Lo sabes bien.

Un Cambio De Vida *YOONMIN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora