Otoño

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—Sí alguien se entera de lo que hiciste hoy, nadie te va a querer—dijo deteniendo el auto en la entrada de la casa—. Yoonnie, si alguien lo sabe, huirán de ti, porque estás sucio y enfermo ¿Quieres que mamá deje de quererte?

—N...no—sollozó limpiando sus mejillas regordetas.

—Entonces deja de llorar, te portaste bien, el tío estaba feliz y yo también, así que, por favor no llores hijo—le miró sobre su hombro—. ¿No te gusto la casa del lago?

Negó sintiendo como su estómago se revolvía. —Ya no quiero ir ahí...

—Si te portas bien y mantienes la boca cerrada, no iremos más ¿Entendido? no quiero tener que lidear de nuevo con una niñera entrometida. Vamos a mamá y Wheen nos esperan. Hijo te amo.

Despertó sudando, su camiseta blanca estaba empapada en sudor, su pecho subía y bajaba con fuerza, las nauseas aumentaron, se levantó tambaleante al baño, en donde devolvió todo lo que había en su estómago, las lágrimas recorrían sus mejillas pálidas, el frío del otoño calaba en sus huesos, se recostó contra la bañera, mirando a la nada, odiaba el otoño.

Era normal levantarse a esas horas de la noche, tras una pesadilla que se repetía constantemente, una que se negaba a salir de su mente, algunas veces podía ignorarlo por completo, pero otras, lo atacaba sin piedad.

Los días y las noches eran los mismos, odiaba su vida, odiaba lo que tenía que pasar y odiaba seguir vivo, había intentado acabar con todo, pero era lo suficientemente cobarde para hacerlo, su cuerpo era delgado, no comía y no dormía, estaba nervioso y sabía la razón, su padre había regresado de viaje.

En la mesa todos comían con tranquilidad, mientras que él simplemente jugaba con los palillos, no queriendo comer frente a él, a veces lo olvidaba todo y podía hablar con su padre como si nada hubiese pasado, como si el infierno fuera sólo una alucinación, pero en otras, le era imposible sostenerle la mirada, sobretodo en esas fechas.

Hoseok quien estaba a su lado le miró con una sonrisa amable, él era el único amigo real que tenía en la vida, a sus diecisiete años, se alejaba de todos, podía hablarles, pero nunca sería cercano a ellos.

—Yoongi, tu padre te hizo una pregunta—dijo su madre con reproche.

—Y yo no la escuché—respondió con monotonía, lo que algunos tomaban como rebeldía, no era más que miedo escondido.

—Hablaba con tu madre de que mi amigo viene a la cuidar, me preguntaba si querías ir a pescar con nosotros—al escuchar el tono de su voz y aquella propuesta, su estómago se revolvió.

—No gracias, tengo cosas que hacer—dijo con una mueca, debajo de la mesa empuñaba con fuerza sus manos.

—¿Y tú Hoseok? —preguntó Siwon con malicia.

—Él también estará ocupado—respondió Yoongi mirándolo fijamente, demostrando todo el odio que le tenía—. Iremos a una presentación, la banda que le gusta estará en la cuidad.

—Pero...¿No dijiste que no querías ir? —preguntó confuso.

—Cambié de opinión—dijo poniéndose de pie—. Vamos, llegaremos tarde a la escuela.

Hoseok se encogió de hombros, estaba tan acostumbrado a la personalidad cíclica de Yoongi, que sus cambios de humor no le parecían extraños, nunca cuestionó sus actitudes, al contrario, lo apoyaba, porque sabía que su primo era una persona dura, pero de corazón cálido.

Los días en la escuela eran iguales, mientras que Hoseok era un chico aplicado que nunca se metía en problemas, Yoongi era un dolor de cabeza para los profesores, se metía en problemas, fumaba en los baños y contestaba tajante a cualquiera que intentara ponerlo en cintura, escudándose tras el nombre de su familia. Era un desgraciado, tenía personas que le admiraban y otros que lo odiaban.

Un Cambio De Vida *YOONMIN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora