Leve latir... (Esperanza)

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Narra Lana (Doctora en turno, emergencias)

-Un bocadito más para el conejito bonito de mami,  Aww es que te como a besos conejito :3

Hace 7 horas llegué del hospital; debo decir que prefiero estar ahora allá desde que Luzu me dejó por otra chica, que caso tenía haberse casado si esto no iba a funcionar.

Extraño mucho a Leia, pero él fue quien la rescato y la gata no se quiso alejar de él. Acepté estar sola, no veo manera de estar desocupada ya que aún recuerdo haber escuchado como le decía como me decía a mí.

Pasar página era duro. Desde los 17 salía con ese tipo, desde los 17 lo vi como alguien en quien me podía entregar.

-Hay pacientes sin atención o personas en emergencia?

Envié el mensaje a la enfermera en la sala en la que suelo estar.

-Lana, recién te fuiste.

Su respuesta aunque sea por texto sabía el tono en la que lo pronunciaría si estuviese frente a mí.

-Necesito estar ocupada, ya hice todo lo que tenía en pendientes. Solo dime e iré.

-El doctor Garnes se ha ausentado, y no puede regresar por un disturbio en el puente.

-Salgo al hospital.

Amaba estar acá, ayudar.

Coloqué los guantes que me han dado en emergencia.

-Pacientes?

Las enfermeras se sonreían pues a unas les dura el turno que yo en la noche de ayer dejé.

-Paciente de sexo masculino, Samuel de Luque. Fue herido con un cuchillo en un centro comercial.

Era un tipo lleno de tatuajes, no recordaba haber visto a alguien tan joven tan tantos. Su respiración era casi nula, su latir ya dejó de percibirse.

-Doctora, ese paciente ha muerto. El doctor Bravo lo dijo hace poco.

No lo podía creer, alguien tan joven no puede estar muerto. No en mi turno.

-Enfermera, haremos un intento. Seguramente él tiene pendientes.

-Doctora pero...

-Míralo, es claro que alguien así tiene un corazón por buscar.

-Sí doctora.

-Con que Samuel de Luque...

Han pasado muchas horas, Samuel respira muy débil pero lo hace.

Dos doctores me vieron insistir en más de una ocasión con un proceder arduo. Es nuestro trabajo, para eso somos doctores.

-Me han dicho que lo hiciste otra vez.

Era la voz de Luzu por un número que no conocía.

-Cómo eres capaz de llamarme!

Estaba enojada.

-Me has dejado las llaves para ver las cosas, dejaste los papeles de tu nuevo número. En serio esto acabará así?

-Tú lo acabaste, solo te vi firmar los papeles del divorcio e irte como si te quitases un peso de la espalda.

-Lana...

-No, yo no soy de guardar rencores. Jamás quiero saber de cosas malas aunque ahora sé que a las personas buenas también les pasa.

-Podríamos ser amigos?

-Ok, y cenar con ella. Llevar al conejo y ver cómo eres feliz con alguien más.

-Claro que no! Acaso crees que sería capaz de algo así?

-Ya no sé de qué eres capaz Luzu; es que te desconozco, o quizá solo te mostraste como eres.

-No soy un monstruo.

-No sé lo que eres. Ya no quiero que me llames, ojala te hayas llevado lo que necesitabas y no vuelvas jamás. Ahora debo trabajar.

-Lan...

Cerré.

Él sabe que no soy de las que bloquea, detesto eso. Solo eliminé la llamada para ignorar esa llamada.

-Doctora, el paciente 777 acaba de despertar.

Entraba a su habitación.

Estaba sedado, el cuchillo le perforó la costilla.

-Chiqui...

Su respiración forzada, su afán por querer salir del hospital.

-Tranquilo, ella estará feliz de verte.

-Él...

-Oh, bueno él será feliz al saber que... hmm. ENFERMERA!

Grite para alcanzarla en el pasillo.

-Dígame Doctora?

-Quien trajo al paciente?

-Un chico que no dejaron pasar, de cabello rubio y la policía.

-Llame a la policía y dígale que el paciente no está muerto.

-Como usted mande doctora.

Ella casi iba corriendo.

Esto no lo puede saber el paciente pues se podría alterar y abrirle los puntos.

Entraría nuevamente a la habitación.

Sonreí.

-Intenta no hablar, no debes hacerlo.

Él señaló mi móvil.

Se lo di.

Comenzó a textear.

-Rubén, por favor avísele que lo necesito, quiero saber que él está bien.

-Tranquilo, ya fueron a avisar a los que te trajeron.

Sus ojos empezaron a destilar lágrimas.

A diferencias de las mías las suyas eran de felicidad.

Narra Samuel. (Antes del hospital)

El tipo forcejeó, puse tanta fuerza para evitar que lastimase a Rubén, es lo único que pude hacer. Veía de manera lenta a la policía tomarlo para tirarlo al piso. Voltee a Rubén y este empezó a gritar pero no escuchaba ya sonido alguno.

Sentía paz al verlo salvo pero caía en sus brazos mientras el aire era ajeno a mí. Como si el respirar ya no era parte para seguir a su lado.

Sentía el cansancio y las lágrimas tibias de sus mejillas al caer a las mías.

Destellos de un alma de cabellos rubios decirme: -Si tienes por quien luchar te ruego quédate, si sientes más fuerte tu amir a esa persona que estas descargas te suplico quédate... Por favor, quédate...

La luz no la recordaba tan fuerte.

Apenas podría mover el dedo índice cuando vi a una enfermera delante de mí.

-Chiqui?

Tan complicado no es hablar pero como dolía inhalar y exhalar.

-Doctora!...

La enfermera salió, donde estás?...

Rubén, donde estás?...

Rompe mis alas. /RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora