Llamando...

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                                                                                -----Doblas-----
Alguien debía llamar.
Quizá; si Rubén tuviese el número fuese él,  pero era el rubio quién siempre iniciaba la conversación.
Luzu le había pasado el nuevo número de Samuel.
Frank le ha entregado el número a Samuel de Rubén en Noruega.
Ambos se tenían.  Ninguno se ha escrito.
Claramente el rubio no iniciaría ésta conversación.
Samuel se fue al balcón del piso de Frank.
Se sentó en una silla, la llamada fue aceptada.
-Doblas...
La voz del castaño tierna, era imposible no sentir ganas de decirle lo que le ha extrañado.
-Hola...
Mencionó el adolescente pero se dio cuenta que el auricular estaba lejos de sus manos.
Correría a buscarlos. 

Mangel lo vio apresurado buscar debajo de las cosas en la maleta del instituto.
-Doblas, estás ocupado? Chiqui...

Samuel no escuchaba el retorno.
- S... Sam...uel de Luque...

Rubén se colocaba los auriculares tan pronto como podía.
-No me odies.

Samuel seguía en el balcón, emocionado a la vez que preocupado por haber demorado en llamar.
-Solo quiero a alguien que me cuide.

Rubén se regocijó en el en centro del sillón de la sala de Mangel.
-Yo soy sobre protector...

Ese tono era de coqueteo.


Narra Samuel.


Decir la verdad es esa parte que suelo omitir; no porque sea mentiroso, es que no todos estamos dispuesto a soportarla.

Eso me pasaba justo ahora, tenía el número de Rubén, sabía que él era el que siempre escribía, no es que sea el proceder, solo que me daba algo por ser vulnerable ante alguien.

Hace tanto que no había encontrado a alguien como él. Hace tanto tiempo también que no sabía lo que era explorar en sentimientos.

Ser parte de él, él parte de mí.

Tomé el número para llamarle.

Caminaba hasta el balcón del piso de Frank; su número lo tengo hace poco pero también he pensado si ha pasado el tiempo exacto para que él sepa de mi o yo de él.

Sonaba...

Escuché su respiración

-Doblas...

Poco era para saber que él se emocionaría por estar nuevamente juntos.

Poco hablamos así, poco era decir unas horas.

-Doblas...

Sabes que detesto que me llames por el apellido. Que tal Doblas de Luque...

Eso era osado.

Sonreí.

-Te queda más que bien, Doblas de Luque... Chiqui, no me odias?

-No...

-Pensé que lo harías...

-Eres parte de mí, te necesito. No sé cuándo será pero sé que allá deberé regresar.

-O yo podría ir donde tú estás.

-No, yo iré por ti.

Seguimos haciendo el tonto por un buen rato.

Notaba lo cursi que estaba siendo al notar como William y Frank me observan.

Narra Mangel.

Puse a hacer una tarta.

Rompe mis alas. /RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora