Si ha de quemar, entonces es amor.

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Aquel doctor pisaba nuevamente su país. Él ha mentido pues aquel documento no llegara hasta después de un mes. Era cruel estar junto a quien te hace sentir cosas pero no poder manifestarlas.

Narra Mangel.

Lo mejor era estar lejos, verdad?

Seguía repitiendo esto desde que aborde el avión pero no sentía la convicción de esto. No lo podía parar, claramente no podía.

...

Esperaba por la maleta que no se si ha llegado pues cada cinco segundos recuerdo aquel baile y pierdo la noción de tiempo. Mi maleta quizá ya lleva dando algunas vueltas.

-Mira, y este chico sale cerca. Podemos probar ya que estaremos unas horas atorados en esta ciudad.

Escuche a un par de tipos mientras le mostraba la pantalla del móvil. Era el rostro de un tipo con las características de Rubén, una gran sonrisa y cabellera rubia.

Ese icono amarillo lo reconocía por los pacientes que atendía antes, ese chat amarillo era claramente de aquella app de encuentros.

Ellos se marcharon.

Descargue la app, ingrese los datos.

Una foto en la que estoy esperando el dulce que nunca probé por dárselo a Rubén. Esta foto ha sido tomada por él.

-Sales demasiado guapo.

Recordaba las palabras dichas por Rubén, estaba a punto de borrarla pero nunca pasó, la puse como foto de perfil.

La maleta la vi.

Al salir escuchaba las notificaciones, una en particular era de ese tipo rubio.

Un tap, seguramente era como un like. Envié respuesta.

-Hola.

No demoró nada en responder.

-Hey Daddy...

Su respuesta era curiosa, claramente no soy Daddy.

-Daddy?

Respondí súper corto al ir caminando a la salida.

-Si quieres puedes venir ahora, estoy disponible.

-Ok, donde estás?

-Te envío dirección pero parece que estas súper cerca.

Era verdad, activada estaba el GPS.

-Sale a menos de 50 metros.

-Estas en el aeropuerto?

-Acabo de llegar.

-También estoy en el aeropuerto. Mira, si gustas avanza hasta el baño.

No entendía, porque lo vería en el baño?

Sin embargo lo hice, camine hasta tal lugar.

No vi a nadie.

Saque el móvil.

-Creo que ya te has ido. Me iré también.

-Sigo aquí, solo empuja la puerta.

Que era esto?

Seguí hasta ver que la última estaba junta con una sombra que se movía.

Entre, la puerta se abría lentamente.

-H... Hola?

Lo vi, era él. Tenía en su rostro ese aspecto de inocencia, una mirada fijada en mi pantalón.

Rompe mis alas. /RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora