Vamos rápido?

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El amor...

Recordaba a un animalito de caricaturas, un zorrillo que anhelaba mucho pero que el amor se escapaba de sus brazos. Literal que lo hacía.

Desde cuándo o desde que punto podemos decir que es amor? Era una pregunta sencilla, pero la respuesta la complicamos. Puede que sea en la primera sonrisa, tal vez en el primer, que tal tu día?, puede también ser esa vez que te prestaron una sudadera y sentiste su olor sobre ti. Eso puede que para unos sea amar, para otros otra cosa.

Seguíamos viendo a estos adolescentes confundidos, avanzando, creciendo, decir verdades que los liberan y otras verdades que dicen por miedo a perderlo todo. Amor...

Narra William.

Estaba a punto de salir del aeropuerto. Frank esperaba en el carro.

Caminaba hasta él, hablaba por el móvil por lo que no lo diría enseguida pero sé que lo hará.

Subí al carro, él puso la maleta en el asiento de atrás. Quise estar ahí también pero él no lo permitiría.

Casi que cerró la puerta en mi cara.

Tuve la opción de irme en otro carro pero claramente eso empeoraría las cosas. Abrió la puerta de adelante para que suba.

Lo hice.

...

...

Llevamos como diez minutos en el carro, Frank sigue en la llamada de su trabajo.

La llamada finalizaba.

Sabía que esta sería nuestra primera bronca de verdad.

Puse mi mano en su pierna.

Pensé que quitaría la mano pero no fue así.

Toque poco más arriba sabiendo que nunca se ha negado, aunque nunca se sabe cuándo será la primera negación.

-Quisiera que sepas que mis intenciones son las mejores contigo. Pero siempre eres cambiante.

Fueron sus palabras al estacionarnos en frente de una farmacéutica.

-Solo espero entenderme Frank. Esto ha sido raro y si deseas dejarme entenderé.

-Qué!? Claro que no quiero dejarlo!

Pensaba que esto era el final.

Miré por fuera de la ventana. Era claro que él me amaba pero no sabía cómo sentir igual.

-Siento tanto por ti... solo que creo necesitamos vivir un poco más.

Que se supone significaba esto.

-Qué?

-Solo cállame con tus labios Frank, ya no deseo hablar. Solo párteme la boca de un puto beso.

Él se acercó.

Era Frank, siempre ha sido él...

Sus labios eran esa adicción de la que no puedo estar cerca, lo había olvidado pero no volvería a pasar.

Narra Samuel.

Avanzaba hasta la puerta.

Se escuchó el timbre.

-Quién es?

Pero nadie respondía.

Abrí.

-Samuel...

No lo podía creer. Eran los amigos de mi padre.

-Que hacen ustedes acá, como saben dónde vivía?

Rompe mis alas. /RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora