•7 | Buenos samaritanos |

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Exhalo el humo del cigarrillo que fumo mientras admiro el cielo desde el balcón de mi habitación, el panorama es una mezcla de colores luminosos y claros en el que predomina el azul claro y el blanco. El sol se esta poniendo en su punto más fuerte, pronto será mediodía y estará en su punto más caliente. Fumar es uno de mis vicios culposos asociados con mi ansiedad.

Donnovan quiere que salgamos solos. Yo no quiero. A Evan y su estúpida manera de besar no me la puedo sacar de la cabeza, incluso he soñado con eso... yo, soñar con eso.

Joder es que todo esto es impresionante, de verdad. Este nuevo año escolar vino con todas la sorpresas del mundo; y apenas han pasado solo los primeros días.

—Ava ¿En qué quedaste con tus amigos? —mamá entra en mi habitación infraganti y yo rápidamente dejo el cigarrillo a medio consumir en el cenicero para asomarme a mi habitación.

Mamá no sabe que fumo, ningún adulto cercano a mi sabe que fumo. No lo saben porque tengo la sospecha segura de que me reprenderán en cuanto sepan que tengo cierto gusto por la nicotina, además mi padre era fumador y mamá detestaba eso, Howard igual.

—Hola señora Hanssem —Adam saluda desde mi cama, es entonces cuándo mi progenitora se da cuenta de la presencia de mi mejor amigo y sonríe alzando sus cejas con sorpresa—, se ve muy bien hoy.

—Lamebotas —pronuncio.

—Gracias, Adam —mamá le dice agradecida manteniendo esa sonrisa adorable tan propia de ella—, ¿Vendrás al donativo?

—Si, claro. Este año traje algunas cajas con ropa y otros utensilios que pueden ser de mucha ayuda para los mas necesitados. El resto me dieron cosas también porque no pueden venir pero quisieron colaborar —Adam esboza una sonrisa a mi madre tras responderle y pone su mejor cara de niño bueno frente a ella, aunque él genuinamente es un niño bueno—, señora Hanssem usted es un ángel. No conozco a nadie que se preocupe por los menos afortunados tanto como usted.

—Que lindo eres, Adam —murmura ella.

Vuelco mis ojos con una mueca. Vale, que fastidio. Si, mi madre es un "Angel" una buena samaritana, al igual que Haiz. En realidad mamá y Howard tienen una organización sin fines de lucro en la que proporcionan ayuda a aquellos de bajos recursos que no han hecho más que tomar malas decisiones en su vida. L'Hanssell Inc y Slymour's Big House hace un par de años se unieron en asociación para construir un refugio de ayuda y aunque anualmente eso le saca una cantidad de miles de dólares a ambas compañías, para el mes de septiembre de cada año, se hace una gran colecta de donativos que es realmente grande y que va destinada a los menos afortunados.

Desde ropa hasta comida e incluso utensilios de casa. Hay personas que incluso donan objetos como cocinas, refrigeradores, desde las cosas mas pequeñas hasta las más grandes. Es un evento pequeño lleno de personas dispuestas a ayudar y los resultados son enormes, es inigualable la cantidad de donaciones no monetarias que se recibe.

Yo, igual que cada año, saco del fondo de mi armario prendas de ropa nueva que nunca me he puesto... o me pongo una sola vez. Tres cajas de ropa demasiado elegante, que me han regalado y jamás he usado, que jamás usaré, vestidos que compro para usar en una ocasión, prendas demasiado girly para mi gusto y zapatos y tacones que no uso.

Anoche mamá y Aydan estuvieron en la habitación de mi hermano para hacer el mismo procedimiento que yo hice durante la madrugada porque el insomnio se había apoderado de mi.

Mis amigos también dejan su ayuda, mandaron con Adam unas cuantas cajas.

—¿Y tus cosas, Ava? —mamá pone su atención completa en mi y yo en como luce la mañana de hoy: fresca. Viste jeans, camiseta blanca de mangas y su cabello va perfecto, lacio cayendo hasta el inicio de sus hombros sin un solo cabello fuera de lugar.

El Desenlace De Una IlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora