[35] •Nadie es suficientemente buena para mi desde...•

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Me gustaría decir que volví de Malibú con un bronceado envidiable, pero no puedo, porque no es verdad. En vez de eso, vuelvo con un par de recuerdos para no olvidar y un nuevo collar de oro que tiene un dije de medallón con un cactus grabado en el. Ambos, gracias a mi compañero de viaje: Evan.

Una lástima que el fin de semana haya llegado a su fin. Dos días no han sido suficiente para mi, menos si recuerdo que mañana vuelvo a clases.

—Sabes de que me estoy dando cuenta.. —chasqueo de pronto, dando vueltas sobre mi cama. Los ojos de Evan siguen mis movimientos—, no fuiste al baile de Sadie Hawkins.

—No me interesaba ir. He ido años anteriores, no es la gran cosa. Todos los bailes son lo mismo.

—¿Si quiera aceptaste alguna de las invitaciones que te hicieron?

Evan suelta una risita, su mano va un mechón de mi cabello que cae como una cortina por el frente y lo toma entre sus dedos, jalando suavemente de el sin llegar a ser brusco. Es mas un movimiento juguetón.

—¿Sinceramente? No —me dice en respuesta—, me gusta tu cabello.

—¿Mi cabello? Es rubio... Y justo ahora es un desastre.

—Es casi blanco. Pero es lindo y me gusta. Un lindo desastre —expresa.

—¿Por qué estas siendo dulce? —le cuestiono arqueando una ceja—, tu no eres así.

—Tu no sabes como soy.

—Créeme que si se —murmuro—, ¿demuestras esa cualidad de ser dulce con todas?

Hace una mueca y desvía los ojos al techo de mi habitación.

—No, eres la única persona con la que me nace ser así.

Lo miro y el me devuelve la mirada. Se me escapa una sonrisa inconsciente y me inclino para besarlo pero el mueve su cabeza y mis labios terminan tocando su mejilla. La tentación de probar sus labios es mas fuerte que yo, me echo un poco hacia atrás y observo la sonrisa en sus labios.

—¿Sabes? Eres adorable todo el tiempo —dice.

—¿Incluso cuando quiero golpearte? —ironizo burlona.

—Si —me responde—, incluso cuando eres una insoportable malhumorada que está en su peor etapa de obstinamiento y amargura. Es imposible que no seas adorable con ese tamaño y ese rostro, aun en tu intento de baddie.

Largo una carcajada.

—Idiota —suelto.

—Pero tu idiota —corrige.

Evan se echa hacia adelante sin borrar la sonrisa de sus labios y su boca roza la mía pero no la toca de una manera en la que busca hacerme sufrir. Elevo una ceja de la misma manera en la que el lo hace y rozo inocentemente nuestros labios apenas tocándolos un poco y cuando Evan hace el movimiento para besarme, apresuro en echar mi cabeza hacia atrás evitando el contacto.

—¿Quieres besarme?

—Mucho —asiente hablando en casi un susurro—, ¿Tú quieres besarme a mi?

No le respondo, no lo hago. En vez de eso, doy el primer paso para acabar con la inexistente distancia que hay entre sus labios y los míos. Le robo un beso pequeño que el me corresponde alargándolo por mas tiempo, sus dedos sueltan el mechón de mi cabello y su mano va a mi cintura. Automáticamente como si mi cuerpo tiene vida propia y se controla por si mismo, mis manos se dirigen a su cabello, revolviéndolo y desordenado las hebras largas.

He llegado a la conclusión de una sola cosa durante todo este tiempo:

Solo tengo sexo con Evan por la emoción del momento e impulso de las hormonas.

El Desenlace De Una IlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora