Nina Hanssem

157 10 8
                                    

22 años atrás

Londres, Inglaterra

Nina

—¿Cuánta familia tiene Luca? —Kats me preguntó mientras leía algo en su teléfono.

Pasee mi vista durante un segundo por los distintos tipos de modelos de invitaciones y solté un suspiro distraída.

—Demasiada —le respondí, girando mi cuello para mirarla—, aunque no todos están dentro de Inglaterra, sin embargo, son todo un clan gigante.

Mire al frente y sostuve un modelo de tarjeta blanca con letras curvadas en color dorado.

—¿Y piensas invitarlos a todos? —siguió preguntando.

Una vez mas me giré a mirarla, avanzando lentamente junto a mi. Mire a la otra, Jess observaba las flores a su izquierda. Se suponía que debía elegir los detalles de la boda: flores, tarjeta de invitación, recuerdos, colores. También se suponía que Luca debía hacerlo conmigo pero a el no le interesaba en lo mas mínimo.

Entonces éramos Katherine, Jessica, Amy, la organizadora de la boda y yo.

—Bueno, si fuera por Luca probablemente no invitaría a nadie, pero si. A la gran mayoría —expliqué brevemente, tomando una tarjeta de un color perlado con letras doradas y aproveché que una trabajadora de la tienda pasó junto a mi lado para preguntarle el precio—, disculpa —llamé su atención—, ¿Qué precio tienen estas tarjetas?

La chica, bajita y de cabello negro me miró.

—Cuarenta y tres la docena. El escrito en quince libras por docena. Un total de cincuenta y siete libras.

—Gracias —le dije, ella asintió y se alejó.

—¿No están algo caras? —inquirió Jess.

—Creo que si —respondí, haciendo un pequeño mohín—, igual me encantan. Van con la temática de la boda ¿cierto, Delilah? —llamé la atención de la organizadora que estaba hablando por teléfono unos pasos por delante de nosotras.

Me ignoró.

—Por suerte Luca puede permitirse pagar eso y toda la tienda si le da la maldita gana. ¿Cuántas necesitas? —curioseó Kats.

—Alrededor de ciento cincuenta a ciento setenta —respondí a la castaña.

—¿Estarán los primos de Luca que son tan ardientes como el? —preguntó Jess.

Kats hizo una mueca de asco que me instó a reír.

—Luca no es...

—Cállate, Katherine. Que a tus ojos no sea atractivo como el infierno no significa que para el resto no lo sea —Jess la interrumpió.

—Los primos de Luca no están a su nivel —expresé, interviniendo para que ese par no comenzaran a discutir.

Mi teléfono vibró dentro del bolsillo de mi abrigo cashmere y lo ignoré por el momento.

Después de un buen rato abandonamos la tienda para seguir recorriendo el centro. Pasamos por una boutique de vestidos y las chicas se detuvieron a mirar, empujándome e insistiéndome a entrar par probarme posibles vestidos. Yo estaba posponiendo el máximo tiempo que pudiera la compra del vestido, porque aún dudaba hacerlo. Tenía mis dudas al respecto, tenía un mes, exactamente un mes para organizar los preparativos de la boda y decidir cómo sería, el lugar estaba decidido desde los días siguientes consecuentes al compromiso: el jardín de la casa de nana en Liverpool.

El Desenlace De Una IlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora