[Nina]

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Londres, Inglaterra

Noviembre, 2016

23 años atrás.

Nina


Bajé de la camioneta negra en cuanto me abrieron la puerta y miré frente a mi el recién inaugurado hotel propiedad de Luca ignorando los periodistas en la entrada que esperaban tener un reportaje sobre el nuevo prometedor Hotel de la ciudad, el L'Hanssell Golden Palace se levantaba frente a mis ojos como una torre de cristal espejo en la que podía ver mi reflejo: una chica enfusada dentro de un vestido de seda negro a juego con tacones y una gargantilla con pendientes de diamantes destellantes que Luca me había pedido exclusivamente que usará esta noche para verme digna a su lado, como un accesorio perfecto de un millón de libras o más.

Que ilusa era, como si seguir todos sus caprichos y cumplir sus órdenes al pie de la letra iba a lograr que él dejara de verlas en sus encuentros oportunos. El frio me recorrió las piernas, el abrigo negro me lo quité en cuanto entré al edificio lleno de seguridad y una chica uniformada se encargó de guardarlo en una habitación. Siendo la reciente inauguración del hotel, observé con cuidado lo repleto de personas que se encontraba. Pude reconocer algunos rostros familiares a Luca pero no me atreví a saludar a nadie, solo dedique pequeñas sonrisas mientras miraba a mí alrededor en busca de él.

Había tenido la oportunidad de pisar el edificio unas semanas atrás, cuando aún estaba en proceso de arreglos y últimos detalles, y había quedado asombrada por el estilo cálido aunque digno de ser una sala real de palacio con candelabros y estatuas que se había inclinado por elegir para darle su esencia. Estar aquí, con mesoneros yendo de allá para acá a través de la recepción con bandejas que cargaban copas de champaña me hacia transportar a sentirme parte de la realeza de antaño, con la simple diferencia de las vestimentas actuales, aunque no cambiaba mucho, los presentes vestían elegantes, sus mejores prendas y presumiendo mediante accesorios llamativos lo adinerados que eran, tal cual como Luca me hizo vestir. Suspiré caminando entre algunas personas, reconocí a Michael y a Landon dentro de un grupo de personas, los ojos del pelirrojo se detuvieron en mi y me saludó con la mano de inmediato pero no se inmutó en alejarse del grupo en el que estaba.

Sabia por el recorrido que ese entonces, me había dado, el edificio contaba con unas trescientas treinta habitaciones, siete salones de fiesta que tenia entendido, estaban abiertos al público hoy, piscina subterránea, al aire libre, restaurante en el rascacielos y en la planta baja, y un bar de ensueño que era su rincón favorito de, como él llamó «una maravilla». Las miradas sobre mi eran juzgantes y llenas de sentimientos negativos, lo sabia porque no era la primera vez que me sucedía, estaba acostumbrada a tener esta imagen en los ojos de los miembros femeninos de los Hanssem desde que Luca y yo comenzamos a salir "oficialmente" y sabia por sus propios comentarios directos a que no me querían con él.

Caminé un poco más y terminé deteniéndome en la puerta de cristal del bar, la misma que se mantenía cerrada y un sujeto uniformado al parecer cuidaba de que nadie entrará alli, así que me detuve frente a él y le dediqué mi mejor sonrisa mientras me miraba.

—Disculpe, por casualidad ¿está Luca adentro? —pregunté amable.

—El señor Hanssem esta teniendo una reunión en este momento —contestó rígido, casi como si de un robot automatizado se tratara.

—Soy su novia, necesito hablar con él —indiqué sin borrar aquella sonrisa.

Usar el termino novia era incorrecto, pero aún así, era la manera en la que él se refería a mi en esta clase de eventos donde él era el protagonista o incluso sin serlo, estando en cualquier otro lugar, seguía presentándome como algo que no era ni había sido jamás aunque las acciones indicaran otra cosa.

El Desenlace De Una IlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora