Capitulo 47

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"Marquee's"


Llegar devuelta a Las Vegas una vez mas hace que todo lo que me ha estado pasando vuelva a mi cabeza, por un momento había olvidado todo, absolutamente todo durante las vacaciones de navidad y año nuevo. Razón por la cual la oleada de recuerdos me invade una vez que pongo un pie fuera del aeropuerto internacional de la ciudad. También me golpea una ola de calor pero soy capaz de soportarla, el sol picante me recibe, al igual que a todos.

Volvemos a casa, es de mañana y lo primero que hago al pisar el suelo de mi habitación es tirarme al colchón de mi cama para dormir y recuperar las horas perdidas porque durante el vuelo no logré dormir nada y los ojos se me cierran solos.

Lo que me despierta, horas mas tarde, es mi mamá tocamos la puerta de mi habitación avisándome que tengo visitas. Así que, me incorporo lentamente en la cama y después de despabilarme por completo. Me levanto de la cama, camino un momento hacia el espejo abarcando la pared y observo mi reflejo, el desastre de mechones rubios que es mi cabello. Trato de peinarlo un poco, pasándome los dedos entre las hebras y después lo recojo en una cola alta con la liga que tengo en la muñeca.

Luego me dedico a salir de mi habitación y no me detengo hasta bajar las escaleras. Paseo mis ojos por el recibidor cuando me detengo en el último escalón y me detengo en mi mejor amigo presente que esta hablando con alguien mas. Una chica que reconozco y que tengo mucho tiempo sin ver, desde antes del verano, entonces esbozo una sonrisa alzando mis cejas con un poco de sorpresa y me acerco para cerciorarme de que es la misma pelinegra de cabello corto a la altura de la barbilla y rostro adorable que conozco.

—¿Stacey? —pregunto, llamando la atención de ambos.

Adam y ella son primos.

De inmediato me mira y se coloca de pie eufórica.

—¡Ava! ¡Cuánto tiempo! —exclama ella—, ¡Dios mío, estas bellísima! Dime tu secreto. ¿Qué tal Toscana?

Me abraza con tanta fuerza que siento que se me va el oxígeno un momento y necesito deslazar el abrazo para volver a llenar mis pulmones de aire.

—Gracias, Cece. Tu estas radiante, en serio. Estás preciosa, me encanta tu camiseta —digo, señalando la playera negra con el logo de Queen que lleva puesta.

—Adam me estuvo contando toda la mierda que te paso —suelta a través de un suspiro y su rostro adopta una expresión de empatía hacia mi.

Hago una mueca de fastidio y ruedo los ojos, detesto la empatía.

—Ya no importa. En serio, no tiene importancia. Es un año nuevo y eso es pasado.

—Lo mejor que Ava pudo hacer para cerrar ese ciclo ha sido destrozarle su preciado Porsche. ¿A que si? —Adam sonríe y se coloca de pie del sofá.

—Eso fue terapia. Fue mejor que la terapia —recuerdo vagamente y se me sale una sonrisa con la memoria de aquella noche.

—Donnovan Davis es una escoria —murmura Stacey—, en serio. Decirte zorra, ofenderte y denigrarte por no querer estar con el no va a hacer que sea mas hombrecito.

—Cece —pronuncio suavemente—, como dije, es un año nuevo y vengo llegando de viaje. No me lo arruines, por favor.

—Perdón, lo siento —apresura en decir—, por cierto, Ava. Quería agradecerte en persona tus consejos sobre mandar a la mierda al resto, este año me ha funcionado muy bien en clases. Mi autoestima ha estado subiendo de poco en poco.

Stacey sonríe y sonríe dulcemente. Ella es preciosa, una persona realmente dulce que se preocupa por los suyos. Pero no es superficialmente perfecta según la sociedad, tiene unos kilos demás y en mi opinión, eso no la hace ni mas ni menos que yo, pero esa es sola mi opinión porque para el resto del mundo, necesita bajar al menos unos treinta kilos. Pura mierda impuesta por una sociedad que no se ve primero antes de ver a los demás y reparar en sus errores antes de criticar y señalar los del resto.

El Desenlace De Una IlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora