"Dulces para endulzar el amargo callejón"
Miro a Evan durmiendo tranquilamente en el lado izquierdo de su cama, sus labios están entreabiertos y su cabello esta despeinado. Me atrevo a pasar mi dedo por el pómulo de su mejilla para sentir la suavidad de su piel y el jadea ligeramente pero no se mueve ni un poco, ni siquiera para tapar sus oídos con una almohada por el hecho de que Sam duerme a su lado boca abajo y cada par de segundos deja salir penosos ronquidos.
—Evan... —lo llamo, moviéndolo un poco.
Se voltea, dándome la espalda y aferrándose a la almohada que tiene junto a el. Ruedo los ojos, el moreno aumenta el sonido de sus ronquidos, y siento envidia por Evan, porque tiene el sueño pesado y no tiene problemas a la hora de dormir como los que tengo yo.
—Evan, despierta imbécil —elevo apenas un poco el tono de mi voz y lo veo fruncir el ceño.
—Largo mamá, no quiero ir al colegio hoy —dice entre balbuceos y me aguanto para no echarme a reír aquí mismo justo ahora.
Cambio de táctica rápidamente y comienzo a empujarlo, también intento quitarle el edredón pero no me sirve de mucho porque es una maldita piedra. Me acerco a su rostro y capturo sus labios en un beso suave, tomo sus manos y las llevo hasta el interior de mi camiseta, sus manos están frías y me hacen estremecer al igual que logran erizar los vellos de mi piel pero logro mi objetivo pues Evan abre los ojos y me ve con el entrecejo fruncido.
—¿Ava? —susurra con voz adormilada, confundido y extrañado—, ¿Qué haces aquí? —inquiere con desconfianza y curiosidad a la vez.
—Quiero salir, mas bien, lo necesito —expreso.
—¿Estas loca? —cuestiona, pero es mas bien una confirmación. Se inclina en la cama hacia la mesa de noche a su lado y toma su teléfono al cual le enciende la pantalla—, son casi las dos de la madrugada. Largo, quiero dormir. Tu deberías hacer lo mismo.
—Por favor, Evan. Tengo insomnio y no puedo dormir, necesito quemar el exceso de energía. Necesito salir de aquí, llévame por favor.
—No jodas, Ava. Tengo sueño, además, tu misma puedes ir a donde sea que quieras.
Me esta costando convencerlo de que venga conmigo, supongo que el haber interrumpido su sueño tiene que ver con eso y con que este fácilmente irritable al igual que me diga que no, por eso decido emplear otra manera para que acceda acompañarme y me inclino hacia su oído.
—Si me llevas podemos hacer después todo lo que quieras —susurro tratando de sonar sensual y provocadora.
—¿Y eso de que me sirve? —cuestiona preguntón y con cierto tono de burla que me lleva a rodar los ojos—, ¿Qué gano yo?
Me alejo de su oreja para encararlo y ver sus ojos verdes brillando en la oscuridad que nos rodea, me percato de la forma profunda en que me mira y la manera burlona en la que mantiene una sonrisa, y soy consiente de que estoy apunto de tenerlo en donde quiero. Miro sus labios, luego lo miro a el y me muerdo el labio observando como sus ojos van de mis ojos hasta mis labios y termina subiendo su vista hasta la mia para que nuestras miradas se encuentren una vez.
—A mi —sigo susurrando de la misma forma que antes—, puedes imaginarme desnuda haciendo lo que tu quieras, a tu merced.
—Ya te tengo, Ava —dice obvio.
—Nunca me has tenido —contradigo con voz suave, tan segura que esbozo una sonrisa irónica parcialmente falsa y elevo una ceja después de haber tenido el ceño fruncido.
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El Desenlace De Una Ilusión
Novela JuvenilBORRADOR. Ava Hanssem y Evan Slymour lo tienen todo y nada en común: son niños ricos ¿solo ricos? No, son niños super ricos, con padres exitosos, poderosos y con legados más grandes que ellos mismos. Por eso son beneficiados y pueden hacer lo que qu...