•8 | La primera vez con... él|

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ADVERTENCIA: Este capítulo tiene escenas +18, leer bajo tu propia responsabilidad


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—Mañana me voy de viaje —mamá pronuncia mientras pasea la vista por el colgador de ropa frente a ella, estamos dentro de la boutique de Versace porque finalmente hizo espacio en su agenda para pasar el tiempo conmigo, recompensando el hecho de que la primera vez que me dijo para venir de compras al final tuvo que cancelarlo.

Levanto mis ojos para hallar a mamá contemplando un blusón negro y amarillo que saca de su lugar para admirarlo mejor. En lo particular no me gusta, pero ella y yo tenemos distintos gustos y estilos.

—¿A dónde vas? —curioseo con un ápice de interés.

Mi teléfono vibrando en el bolsillo de mi jean hace que lleve mi mano hasta él.

—New York. Llegaré el sábado.

—¿Qué harás en New York? —escudriño, apartando mi mirada de ella para bajarla a mi teléfono donde un par de mensajes recientes esperan ser leídos.

Deslizo mi dedo por la pantalla, el chat con Donnovan tiene dos mensajes. Entro allí y una selfie suya aparece; los tatuajes de sus brazos se admiran en la fotografía y esbozo una pequeña sonrisa, esta en una piscina, probablemente en la casa de Charlize y Graham que me han invitado hoy pero decliné la idea para salir con mi madre de compras.

—Un seminario de mi trabajo —responde tranquilamente.

—Ah —pronuncio.

Una empleada de la tienda se acerca a nosotras y escucho a mi madre preguntarle por algo específico. Dejo de ponerle atención cuando mi teléfono vibrando por segunda vez me distrae lo suficiente para que vuelva a sacarlo del bolsillo y le preste mi completa atención.

A través de Instagram me escribe una agencia de modelos local interesados en contratar mi servicios de fotógrafa. Mi ceño se frunce y hundo las cejas, no trabajo para otros, ni siquiera trabajo; aunque la fotografía es una pasión para mi, todo lo que hago es personal y no presto servicios a terceros ajenos a mi. No es la primera vez que desconocidos e incluso agentes desde Los Ángeles me escriben para intentar contactar mis servicios como fotógrafa.

Me halagan, pero siempre rechazo las propuesta. Es una muestra de como mis fotografías y pasatiempo han llegado lejos entre mis treinta mil seguidores. Espero que tenga peso a la hora de entrar a mi universidad de ensueño: el Instituto de Artes de Chicago.

—¿Me quedo sola, entonces? —alzo mis ojos a mi madre, la dependienta de la tienda ha ido a buscarle algo. Mamá me mira.

—Con tu hermano —responde.

El disgusto atraviesa mi rostro enlazado a una mueca de fastidio. Claro, cuando no, mamá lo dejara a cargo aprovechando que esta en la ciudad tomándose el estúpido semestre en línea.

Y si hay algo peor que Aydan a diario paseándose por la casa, es Aydan estando a cargo.

—Sola, entonces —confirmo, frunciendo los labios.

—Ava...—ella suelta un suspiro suave, sus labios se mantienen entreabiertos y esta por decirme algo pero la dependienta de la boutique vuelve con algo entre sus brazos que le muestra de inmediato y lo que sea que estuvo por decirme queda en el olvido.

Mamá se va con la empleada, supongo que a probarse algunas cosas y yo me distraigo revisando los colgadores donde nada llama mi absoluta atención, hasta que veo un abrigo negro con detalles en amarillo que no es muy mi estilo pero que de seguro se verá bien en mi vestidor para usarlo algún día cuando vuelva a Londres, porque nunca esta demás la ropa nueva así solo use los mismos tres outfits de siempre.

El Desenlace De Una IlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora