[15] •Para eso están las amigas•

351 50 30
                                    

🌠🌵🌠

Los días avanzan y las horas de clase me resultan eternas.

Mi rutina esta basada en: ir a clases, escuchar la basura falsa que hablan de mi, odiar estar alli, volver a casa, ir a entrenar, volver a casa, no poder dormir por la noche y repetir todo al día siguiente. Mi cafetería en toda la ciudad ha abierto sus puertas tras terminar la remodelación finalmente, Nevadella's es el nombre del local y me la he pasado allí toda la semana porque es un sitio de excelencia con un ambiente agradable, cálido, decoración minimalista e informal pero con clase que recuerda a los años noventas y con comida y postres dignos de todas las estrellas Michelin del mundo.

Como me gustaría decir que los estúpidos rumores han desaparecido por completo pero no es así, continúan rodando por los pasillos y andando de boca en boca porque al parecer la población estudiantil no tiene absolutamente nada más interesante que hacer que juzgarme por cosas que no han sucedido como ellos creen.

Supongo que a Abrahms le ha dado igual la amenaza de mi madre, cosa que no debería darle igual ya que mi familia mueve influencias, y no solo mi familia, Howard también lo hace.

No por nada es el empresario más importante del estado, no por nada es considerado el dueño de Las Vegas.

Sam se ha estado sentado conmigo durante las horas de economía e inglés, no hablamos aunque el claramente parece querer hablarme. Durante las clases de física el profesor me dice después de cada clase que le de mis apuntes a Evan.

«Como si yo tomará apuntes o le prestará un mínimo de atención a su clase. Que iluso»

Mi madre cumplió años hace dos días, cuarenta y cuatro años. Le cayó día miércoles, mitad de semana. Como siempre, los ha celebrado con una cena en el restaurante Hanssart en el hotel L'Hanssell Gold Paradise. Estuvimos Aydan, Howard, Aleinah, dos amigas y colegas de mi madre, Evan y su hermano quien tenia expresión apática como es usual en Anwar, Sam, Lois y su hijo Nolan, y yo.

Los mismos de siempre y nadie nuevo.

Una cosa que me sorprendió un poco fue cuando mi madre llego a casa en la tarde con un ramo de rosas y una caja pequeña de Tiffany's que le regalaron. La curiosidad por saber de la procedencia de ese regalo me invadió así que pregunte, ella no me quiso decir quién se lo dio, yo tampoco insistí. No me importo mucho.

La campana escolar suena, libre al fin de otra tediosa semana. Estar sin Evan en los pasillos y en clases molestándome causa un vacío dentro de mi que no comprendo, me lleva a pensar en que tengo serios problemas de bipolaridad incomprensibles. No lo sé, es que... estoy tan acostumbrada a él y a su presencia que resulta... extraño, como si una pieza pequeña de mi se ha ausentado durante unos días.

Lidiar con él es una actividad terapéutica en la que puedo soltar todo de mi sin retenerme nada y a él no le va a importar porque probablemente me devuelva la jugada a su manera.

Así es como nos manejamos, es como somos. Y si me pongo a analizar con cuidado, como una experta, pues llego a la conclusión de que es algo que no tiene sentido, pero a ser sincera, muchas cosas no tienen sentido hoy en día, y esto es algo que tiene sentido para mi.

Muevo mi cabeza al ritmo de la música sonando en mis auriculares mientras recojo mis cosas y las guardo en mi mochila para abandonar el aula de clases. Afuera los pasillos tienen decoraciones de Halloween, desde esqueletos hasta sombreros de brujas y telarañas falsas, todo en relación con el nuevo mes que ha llegado hoy: primero de octubre. Y a eso se le suma la emoción de todos por la celebración de dicha festividad que aquí elevan por los aires.

Salgo del edificio y miro a mi alrededor en busca de mi hermano. Mi madre me ha dicho que no podría recogerme esta tarde, no encuentro el Bentley de mi hermano, todo lo que veo son los estudiantes que suben a sus autos ultimo modelo para largarse a casa y despejar sus mentes por el fin de semana. Yo podría ser uno de ellos, pero no quiero un auto, no me gusta conducir y prefiero que me recojan y me lleven siempre; en vez de ver a Aydan escucho un silbido por encima del volumen en el que la música de mis auriculares se reproduce y giro mi cabeza reconociendo de quien viene ese silbido.

El Desenlace De Una IlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora