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Con mamá en una reunión de cumpleaños y Aydan fuera de la casa, aprovecho mi tiempo libre del domingo para descansar tumbada en una de las sillas de extensión frente a la piscina e intento broncearme un poco aprovechando que el sol está brillando con intensidad esta tarde. Adam llamó diciéndome que se pasara por aquí y eso está bien para mi, después un mensaje de Nevae le siguió y todos se pusieron de acuerdo para venir en una hora.
Mi piel está pálida incluso cuando hago el esfuerzo para lucir un bronceado, ser tan blanca y pálida como la nieve es una desventaja gigantesca.
—Tus historias de Instagram son una gran perdida de tiempo, preciosa.
Ruedo los ojos por debajo de los lentes en forma de corazón que protegen mi vista de los rayos solares y aparto la mirada de mi teléfono deslizándola sin muchas ganas hacia mi izquierda. La no tan agradable presencia de Evan me hace compañía, apareciendo después de que no le vi más desde el viernes en la madrugada. Toma asiento en la silla de extensión a mi lado y se me queda mirando divertido, probablemente si lo ignoro puede que se largue.
O puede que no.
—¿No piensas hablarme?
Dejo salir un suspiro, profundo y cargado de fastidio. Me llevo los lentes hasta por encima de mi cabeza y veo al castaño, tiene las manos sobre sus rodillas y se encuentra ligeramente inclinado hacia adelante.
—Habías tardado mucho en aparecer —digo irónica, como quien alega que se le ha acabado la tranquilidad.
Que de hecho... así es.
—Me extrañaste, es obvio —la arrogancia se adueña de su voz—, tuve un excelente sábado, si te interesa saber.
—No, no me interesa.
—Sam organizó un after party en la piscina del L'Hanssell —hace una pequeña pausa y llena sus pulmones de aire—, pensé que te vería allí, aunque... no fue algo tan grande como mi fiesta, fue algo pequeño y relajante.
—Lleno de golfas que se arrastran por tu atención —ironizo con sarcasmo.
—¿Por qué eres así?
—Como sea... hubiera sido excelente que te ahogaras en la piscina —arqueo una ceja, esbozando una sonrisa acida, nada amable.
Evan frunce las cejas y tuerce los labios en una mueca doliente.
—Pues me hubieses extrañado si me ahogaba. En fin, tenias que haber ido, estuvo bien.
—Hubiese preferido bajar al infierno mejor.
—Que exagerada —se ríe, como si yo estuviera bromeando.
Vuelco los ojos y me comienzo a incorporar en la tumbona.
—Ya... ¿Qué es lo que quieres, Evan?
—¿Yo? Absolutamente nada, preciosa —responde con demasiada tranquilidad para ser verdad—, y hablando de cumpleaños, el tuyo es en unos días... ¿Qué planes tienes para celebrarlo?
—Ninguno que sea de tu incumbencia o te interese —digo cortante y apoyo mis pies en el suelo para colocarme de pie.
—Autch, pero que cruel. Me dueles, Ava Katherinna.
Ignoro lo que dice porque esta fingiendo y camino dejándolo atrás, me voy al interior de mi casa con destino a la cocina para ir por algo se beber. Mis pasos son lentos, escucho a Evan decirme algo pero no le doy importancia, seguramente es una de sus estupideces. Él viene justo detrás de mi, puedo sentir sus pasos. Sea lo que sea ha venido para no irse aún; entro a la cocina y veo sobre la isla los cupcakes frescos que mamá horneó esta mañana, los decoró con glaseado de vainilla. Tomo del refrigerador una botella de agua fiji y la destapo para beber observando como Evan atraviesa la cocina para acercarse a mi.
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El Desenlace De Una Ilusión
Teen FictionBORRADOR. Ava Hanssem y Evan Slymour lo tienen todo y nada en común: son niños ricos ¿solo ricos? No, son niños super ricos, con padres exitosos, poderosos y con legados más grandes que ellos mismos. Por eso son beneficiados y pueden hacer lo que qu...