Capitulo 43

200 13 38
                                    

 "Dioses que perturban el templo sagrado de Dios"

Despierto, mis ojos tardan un instante en acostumbrarme a lo muy iluminada que está la habitación y arrugo el ceño pestañeando seguidas veces en busca de que la luz del sol colándose por el tragaluz no le incomode a mis ojos. Miro la habitación a mi alrededor, Evan no está a mi lado y me pregunto a qué hora me habrá abandonado para volver a su habitación con Sam. Lo último recuerdo es haber despertado en la madrugada al escucharlo balbucear dormido otra vez.

Algo como «déjala en paz» primero y «infeliz» después.

Me levanto después de unos segundos y estiro mis brazos hacia arriba encaminándome hacia el baño. Mis planes para hoy son simples: conseguir un taxi que me lleve al pueblo que está a quince minutos y recorrerlo. Tomarle fotografías y hacer un poco de turismo.

Me gusta hacer turismo.

Tomo una ducha y cuando salgo con mi cuerpo envuelto en una toalla me voy hacia mi maleta para tomar lo primero que encuentre. Una falda de tela de cuadros negros y blancos y una camiseta negra de AC/DC de las tantas que robe del armario de mamá dentro de las pertenecías de papá. Eso, junto a unas vans negras son mi atuendo de hoy. Termino dejando mi cabello suelto y después salgo de la habitación para bajar algo.

Creo que sigue siendo muy temprano en la mañana porque no veo señales de que alguien esté haciendo alguna actividad o despierto, o quizás tienen un jetlag peor que el mío, como sea, bajo hacia la cocina por algo de desayunar y encuentro a Simonetta preparando café. Lo se porque aunque esta dándome la espalda, el aroma llega hasta mi nariz y hago una mueca de asco.

No me gusta el café.

La mujer se da vuelta y me mira de pie debajo del arco que divide la cocina del pasillo, y esboza una sonrisa amable.

—Buenos días, linda —me dice con gentileza. Su acento al hablar inglés es demasiado marcado—, ¿Gustas café?

Niego con la cabeza.

—No, gracias. No me gusta... ¿No tendrá preparado algo que pueda desayunar? —le pregunto, dando pasos par terminar de adentrarme.

—No, pero puedo prepararte algo. ¿Vas a salir?

—Quiero ir al pueblo —respondo, haciendo un banco de la barra hacia atrás para sentarme—, me gusta la fotografía, así que quiero recorrer el pueblo y sacar algunas fotos, además de conocer, por supuesto. ¿Hay alguna línea de taxis cercana? ¿O algún taxista que hable ingles?

—Tengo un contacto, bambina. Puedo llamarlo y pedir su servicio para ti si quieres.

Simonetta se mueve y veo que toma una jarra de naranja, también un vaso y sirve jugo en el vaso. Después viene hacia mi y me lo coloca en frente, así que supongo que es para mi.

—Eso estaría perfecto —digo sonriendo un poco y tomo el vaso en mi mano—, ¿me recomienda algún lugar en especifico para visitar?

La mujer está por responderme, pero una tercera voz que reconozco se hace presente en el lugar.

—Buenos días, Ava —me dice Evan, suena adormilado y me giro sobre el taburete para dirigirle mi atención. Esta sin camiseta en medio del marco de la cocina.

—Buenos días, idiota —murmuro antes de darle un sorbo al vaso de jugo.

—Pensé que dirías algo como buenos días al hombre mas atractivo del mundo.

—Jodete ¿si? —murmuro, dejando el vaso sobre la barra y vuelvo a ver a la mujer.

—¿Qué gustas para desayunar, bambina? —me pregunta—, recién prepare croissants rellenos de mermelada y ciambelle para cuando la familia despierte. Pero si quieres algo en específico...

El Desenlace De Una IlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora