Parte 34

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: yo no me he metido en nada, además, todo lo tuyo me interesa, soy la madre de tus hijos y tu futura esposa.

H: pareces mi enemiga en vez de mi futura esposa, deja de tratar de hacer que me lleve bien con el, por que no va a pasar nunca, Maura, NUNCA (salió de la habitación enfurecido).

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Óscar llegó al apartamento con Cristina.

O: (la acompañaba por los pasillos sin dirigirle la palabra).

C: lamento lo que pasó, pensé que el plan funcionaria para que volvieras a llevarte con el.

O: te dije que no era el momento pero no te importó, quisiste hacer lo que te dio la gana, le hubiera podido pasar algo, se alteró demasiado y todo por vuestra culpa, la de esa mujer, la de Maura y la tuya (parándose frente a la habitación de Cristina) que pases buenas noches.

C: ¿no vas a quedarte conmigo? (afligida).

O: quiero estar solo.

C: quería ayudarte, no te pongas de esa forma conmigo, por favor.

O: (la miraba) Cristina, nadie quiere más que yo poder arreglar las cosas con mi hermano, pero la solución no era esa, lo sabes.

C: no, no lo sabía, por eso es que hice lo que hice (le tomó las manos) disculpame, mi buena obra fue una estupidez.

O: (respiro hondo) te agradezco que te preocupes por mi y que intentes ayudarme, pero no vuelvas a hacer algo así sin consultarmelo primero, ¿si?.

C: (asintió) te amo.

O: yo también te amo (le dio un beso y la abrazó).

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Horacio estaba tan enojado con Maura que no quiso dormir con ella, toda la noche se la pasó en el despacho, tomando y llorando, no le gustaba sentir aquella debilidad que sentía en ese momento pero se sentía traicionado por todos, poco a poco amaneció y el se fue quedando dormido con la cabeza apoyada en el escritorio, Maura entró para ver como seguían sus ánimos y lo que pudo notar es un fuerte olor a alcohol.

M: (se acerco para moverle un poco) Horacio, despierta.

H: (seguía dormido).

M: te va dolor la espalda si sigues durmiendo en esa posición (le susurro en el oído) despierta.

H: (abrió los ojos lentamente encontrándose con el rostro de su prometida muy cerca del suyo) ¿que haces aquí?, deberías estar acostada.

M: anoche no subiste a dormir, supuse que estarías aquí pero quise dejarte solo un tiempo para pensar.

H: no tengo nada que pensar, ¿para que?, ya tu decides por mi (comentó molesto).

M: odio esa parte de ti, no valoras nada de lo que hago para que estés bien.

H: no quieras hacerme el culpable de tus errores, ¿como se te ocurre que quiero hacer las paces con alguien que se a atrevido a besar a la madre de mis hijos?, ¿eso es un hermano?......contestame.

M: te vas a enojar más si te digo lo que pienso, prefiero no decir nada.

H: no (se levanto con claro gesto de furia en sus facciones) dime, ¿que es eso que piensas y que podría hacerme enojar?, habla.

M:.....

H: habla (exigió).

M: (agarro fuerzas y le dijo lo que ella pensaba) creo que tienes envidia de el, por que el hace lo que quiere, cuando quiere y no vive anclado a un mundo de negocios y de dinero, el vive una vida mas pura que la nuestra, nosotros solo miramos por el dinero, somos avariciosos aunque no lo reconozcamos, eso te duele, ver que el sin nada es feliz, sin contar que celas el echo de que tu hija se haya ido con el, dejándote solo, sufriendo por una muerte que no era real.

Puras FierasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora