Puntos positivos por no ir a clases: cobraría un buen cheque, me divertiría descifrando enigmas, recorriendo lugares y en sí cumpliendo uno de mis hobbies preferidos. Puntos en contra: a Namjoon no le gustaba que hiciera eso, y eso traía en consecuencia la atención de mi padre. Realmente no me importaba tener una o dos reñidas —de todas formas, mi padre nunca lo hacía—, el dilema era que me daba flojera tener que dar explicaciones y recibir más atención de la que debería. Era una persona que prefería practicar la indiferencia como alguna religión, no porque no tuviera nada que decir, sino porque mi conciencia no era capaz de tomarse en serio lo que me decían. Eso incluía las cosas raras que escuchaba de mí en la escuela.
Crucé la cinta y a medida que forraba mis manos con los guantes azules de látex me enfocaba en el cadáver de la muchacha. Namjoon me alcanzó más pronto de lo que pensé. «El homicidio no se hizo en el transcurso de la dos últimas horas», pensé. Las puertas de los institutos se abrían a partir de las siete, ya eran las onces. Durante el camino del hospital hasta acá se me planteó la idea de que el caso podía tratarse de un alumno desalmado que atacó a otro en el trayecto de las siete a las onces, que luego saldría corriendo y yo no tardaría en dar con él. Esa presunta hipótesis cambió por el estado del cuerpo y en vista de que no llevaba uniforme.
—Raven, mira esto. —Me llamó Goeun, la fotógrafa y científica forense, que yacía arrodillada a un lado del cuerpo con su cámara profesional y equipo. Me acerqué—. Lleva alrededor de doce horas. Recibió un golpe en la sien derecha con algún instrumento pesado. Quizá discutió con alguien... ¿Una chica, tal vez?
Retiré un par de mechones del costado de su cara para ver la profundidad de la herida. Barrí el cadáver con la mirada para enfocarme en otros detalles.
—Dieciséis años —dije—. Tocaba el piano y tenía novio.
—¿Cómo lo sabes? —Esta vez Namjoon habló.
—Mira sus manos. Nadie que esté obsesionado con el piano se cuidaría y tendría las manos como esta muchacha y muchas más pianistas. Tiene un brazalete de pareja, muchos adolescentes lo usan... Aunque suene absurdo.
Goeun se rio de mí, no porque pensara que no tenía razón, más bien porque la idea de que las parejas usaran objetos similares le parecía graciosa.
—Suenas como una fan loca tratando de saber si su idol preferido está con alguien por medio de lo que usa.
—Pues esas cosas en cierto punto nos están ayudando ahora. —Afirmé muy segura, asintiendo.
—¿Tienen algo más? —preguntó Namjoon, el moreno de metro ochenta y de cabello castaño—. ¿Encontraron el arma homicida?
—No la tenemos, Nam —contestó la mujer.
—Sus padres están en camino —continuó el hombre que me recibió en la entrada, el ayudante—. Se supone que hoy los alumnos no tienen clases por el aniversario del instituto, tenían planeado un evento en la noche, pero lo cancelaron. Los pocos alumnos que estaban eran parte de equipos deportivos y venían a entrenar.
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Mentes Criminales » Jeon Jungkook; BTS
FanfictionLos psicólogos afirman que retener las emociones no es nada recomendable, pero ¿qué pasa cuando aquello se cumple y alguien tiene que sobrellevar algo amargo a lo largo de su vida? ¿Qué es lo que pasaría si el detonante preciso aparece y promete der...