La primera nevada de diciembre llegó. La nieve se alojaba sobre los barandales del balcón, dentro del mismo y en las veredas de las calles. Ver la ciudad cubierta de ese manto blanco me daba de cierto buen humor.
Estiré el brazo, esperando a que la nieve cayera sobre la palma de mi mano. Bufé y una de mis comisuras se alzó por tan simple acción. De pronto la alarma de mi celular me recordó lo que tenía que hacer, así que entré a la habitación.
Está noche era el partido de Jungkook, su primera participación desde que empezaron las estatales. El doctor le dijo que no hacía más falta usar el cabestrillo y que, por lo tanto, su brazo estaba más que bien. Eso lo puso muy contento aunque no me lo dijera directamente.
Ya no iba a necesitar que le recordara en cada momento el uso de sus medicinas, tampoco que le ayudara cuando tuviera que ponerse una chaqueta o algo así. Regresaría a su casa después del partido y ya no tendría con quien hablar cuando el insomnio llegara.
Suponía que los mensajes de textos eran buena alternativa. Y si es que él quería contestar, claro. A veces Jungkook tenía tendencias de gallina.
Saqué del armario unos pantalones blancos, un suéter tejido del mismo color y un abrigo de lana beige. Me cubrí la cabeza con un gorro beige tejido, tenía una bola de pelos en la punta. Por último opté por simples zapatillas Nike blancas.
No era fanática del hockey y tampoco me interesaba ir a ver un partido con muchas personas a mi alrededor. Ver entrenar a Jungkook sobre las gradas que se encontraban totalmente vacías, era otra cosa. Sin embargo, él insistió —a su manera—, así que no vi alguna oportunidad de escapar de eso.
El día que llegamos de su última consulta con el médico, lo cual fue un día antes de todo esto, Jungkook arrojó un par de entradas sobre la mesita de noche. No entendía a qué se refería.
—Son entradas para el juego de mañana —recordé sus palabras.
Me quedé observando los papeles de colores cromáticos. Pestañeé un par de veces.
—¿Ya? —Y luego regresé a él.
—Quiero que vayas —tajó—. Hay ahí dos entradas, puedes ir sola o invitar a quien quieras. Dudo que eso pase, pero si no vas te dejaré de hablar para toda la vida. —Concluyó con eso y se metió al baño.
Encogí los hombros, ignorando el 95% de lo que dijo.
—Como quieras.
Decidí invitar a Goeun porque era mi única opción, a pesar de que hablaba todo el tiempo y me aburría, pero tenía auto, hacía frío, y eso estaba bien. Vendría por mí, solo tenía que esperarla en el estacionamiento del edificio. No obstante, a quien primero vi fue a Yoongi. Me dio un barrido de los pies a la cabeza, puede que preguntándose por qué rayos estaba vestida así. Ignorando la simple lógica de que era invierno y que tenía ropa adecuada para eso, sí, la mayoría de veces prefería usar ropa oscura.
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Mentes Criminales » Jeon Jungkook; BTS
FanfictionLos psicólogos afirman que retener las emociones no es nada recomendable, pero ¿qué pasa cuando aquello se cumple y alguien tiene que sobrellevar algo amargo a lo largo de su vida? ¿Qué es lo que pasaría si el detonante preciso aparece y promete der...