s e i s | Hipótesis

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Abrió la cremallera de su mochila y dejó caer un sin número de papeles sobre la pequeña mesa que estaba rodeada por el sillón de cuero redondo. La cantidad era significativa, que algunos quedaron formados en delgadas montañas. No hizo falta preguntar, pues todo estaba claro: expedientes, perfiles, fotos y muestras de que probablemente Raven podía ser una perfecta acosadora. Todo eso englobaba a dos personas: Lee Heerim y Jung Min-rae.

Ojeaba los papeles con desgana mientras sorbía de la pajita del americano. Minutos antes de partir en mi nuevo y extraño pasatiempo, el cual era creerme detective, Raven se tomó la molestia de ir a comprar a la cafetería más cercana un americano para mí y un
caramel macchiato para ella. Yoongi, como un buitre acechándonos desde la barra y con la presencia de todos esos cabronazos, dijo que, si no íbamos a beber nada de su bar, entonces sería mejor que nos largáramos. Raven, con todas las ganas de llevarle la contraria, dijo que por ser menores de edad no podía vendernos alcohol. Yoongi se defendió diciendo que sin tan menores de edad éramos entonces no debíamos estar aquí. La verdad es que Yoongi y Hoseok eran los únicos en esta jodida ciudad que nos dejaban entrar a un bar para mayores, mientras se hacían los idiotas y fingían creer que teníamos más de veinte años. Agradecía sus fingidas estupideces.

El dilema hubiese seguido si no fuese porque Hoseok se apareció a calmarlo todo con su humor alegre de siempre. Yo ni me molesté en abrir la boca, me daba pereza. Jackson y Shownu observaban divertidos; Taeyong neutro; y Jimin y Taehyung tan apáticos, algo así como yo.

—Qué mejor que venir de una persecución en un hospital y ojear un montón de papeles en un viernes por la tarde —mencioné—. ¿Por qué no se me ocurrió antes?

—Claro, como ya no tienes amigos —siguió, aparentemente siguiendo mi sarcasmo. Revisaba los documentos con una mano mientras que con la otra sostenía el vaso de plástico. Levantó la cara, me miró y rápidamente me señaló con la barbilla las espaldas de esos imbéciles. Volvió a mí sonriente.

—Nunca he tenido amigos.

Probablemente tenía un poco de razón. Jamás los llamé mis amigos y nuestras salidas se hacían básicamente porque estábamos en el equipo. Quizá no parecía, pero estaba acostumbrado a vivir a una vida solitaria, en casa, en la escuela. No formaba lazos permanentes con nadie. Con Heerim, aparentemente, eso iba a suceder, pero por desgracia un, posiblemente, loco que andaba por ahí, la mató. Supongo que no formamos lazos fuertes en vista de que no me he visto deprimido ni derrochado.

—Sí, y por eso no estás nada molesto porque ellos te hacen a un lado —canturreó.

—¿No te han enseñado a cerrar la boca?

—Sí, pero no estoy para cumplir las peticiones de la gente. —Se encogió de hombros y dio un sorbo de su asquerosa cosa azucarada.

—¿Qué me dices tú? ¿Tienes amigos?

—Soy un genio, ¿para qué quiero amigos? Además, ¿no crees que es mejor estar solo? ¿No has escuchado eso de que la gente solitaria suele ser más lista?

—Bueno, ese es un punto a tu favor.

Terminó de pasarse por la garganta todas esas cantidades de azúcares, provocando un sonido molesto con el último concho y la pajita. Dejó el vaso a un lado.

—A trabajar —dijo con determinación.

—¿Cómo rayos conseguiste todos estos papeles? —Dejé de lado un momento mi café para apreciar con un notable ceño fruncido la cantidad de papeles que sólo un departamento de policías pudiese tener.

—Es lo que estuve haciendo estas dos semanas. Hubiese sido más fácil si tuviera acceso. Digamos que me infiltré, adiviné ciertas claves y alteré una que otra cámara de seguridad.

Mentes Criminales » Jeon Jungkook; BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora