Hace tres años
En una media tarde de un día cualquiera de octubre, contemplaba desde un puente de peatones los coches ir y venir por los seis carriles de la carretera. Las manos me temblaban y recuerdo que ese día no había dejado de llorar en ningún momento. Las lágrimas no dejaban de producirse y golpear el dorso de mis manos y el barandal.
Ese día mi único y final objetivo era acabar con todo.
Todos los recuerdos llegaron de un solo a mi conciencia y se sintió, cada uno, como un profundo golpe en el alma. Quería desaparecer. Estaba afligida, débil y sola.
Pensé: la gente me vería, quizá, estrellada sobre el capó de un auto, con el uniforme de la escuela, justo después de salir de ella. Lo más seguro es que se quitó la vida porque no soportaba la presión que la escuela demandaba. Tenía la excusa perfecta. Y estaba por cumplir lo que me había propuesto.
Pero, de repente, mi teléfono sonó, provocando que pegara un gran susto.
Namjoon, mi hermano, llamaba.
Con las manos temblorosas y tratanto de recomper mi voz contesté.
—¿Sí?
—¡Raven! —suspiró— Gracias al cielo. —Su voz sonó a como si me hubiese estado buscando por mucho tiempo. Realmente no era así—. ¿Puedes venir a la jefatura? Tengo un caso y en serio necesito de tu talento. Solo tú puedes ayudarme si quiero conservar mi empleo.
Arrimada contra el barandal, como si estuviese a punto de tener un colapso, asentí y acepté. Suspiré luego de un momento lleno de tensión para mí. Mis hombros se relajaron En realidad, muy en el fondo, estaba buscando algún motivo para posponer esto y aferrarme a la vida. Entonces mi estilo de vida cambió: ayudé al recién ingresado Detective Nam en su caso que implicaba un asesino en serie y descubrí que resolver crímenes y tener una vida solitaria era la mejor manera de sobrevivir. Seguí viviendo de eso, me fui de casa y conocí a Jungkook, un chico muy básico que me hizo recordar que era humana y que era capaz de sentir cosas.
Actualidad
Itaewon-dong, Seúl, Corea - DiciembreOtro vergonzoso suspiro.
Miré el reloj de mi muñeca, ya eran las diez con treinta y seguía parado frente al edificio de Yoongi. Era sábado. ¿Qué hacía ella en un sábado? Recorrer por completo su casa como una desquiciada mientras trataba de resolver nuestro caso principal. Nunca encontraba nada interesante, por eso siempre estaba inquieta. Hasta que le pedía que se calmara, luego pedía comida a domicilio, comíamos juntos y se quedaba tranquila.
Era una aprovechada, yo siempre compraba todo.
Debí comprar cosas más sanas.
La última vez que la vi fue hace una semana, luego de nuestra conversación amarga. Las cosas iban muy normales, yo ya no estaba acostumbrado a eso. Tuvimos otro partido y, a pesar de que tenía la mente como la tenía, ganamos. Suponía que eso era algo bueno en todo este embrollo. También fui a ver a la preparatoria Waldort jugar y tenía cierto pensamiento estúpido que de Raven estaría por ahí, pero con todo eso, nunca estuvo.
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Mentes Criminales » Jeon Jungkook; BTS
FanfictionLos psicólogos afirman que retener las emociones no es nada recomendable, pero ¿qué pasa cuando aquello se cumple y alguien tiene que sobrellevar algo amargo a lo largo de su vida? ¿Qué es lo que pasaría si el detonante preciso aparece y promete der...