Los psicólogos afirman que retener las emociones no es nada recomendable, pero ¿qué pasa cuando aquello se cumple y alguien tiene que sobrellevar algo amargo a lo largo de su vida? ¿Qué es lo que pasaría si el detonante preciso aparece y promete der...
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—Piso tres, oficina dieciséis —dijo la mujer del vestíbulo.
El edificio del correo de noticias de Londres estaba más o menos cerca de la parte céntrica de la ciudad. El recorrida fue algo extenso, pero no descartaba que siguiendo este camino podría encontrar algo convalidado.
La fachada era una más de las piezas arquitectónicas hechas a base de hormigón puro, creada en el apogeo del racionalismo a causa de toda esa necesidad por crear algo funcional de ese entonces.
Jungkook y yo encontramos las oficinas sin problema, el departamento de archivos y ediciones primeras era un espacio abierto al público, aunque no estaba muy segura si nos dejasen estar aquí dado que era fin de semana, ya casi medio día. Nos detuvimos un segundo a contemplar a los distintos trabajadores que se postraban en una fila de ordenadores mientras tecleaban y otros atendían los zumbidos de los teléfonos. Se veía como un espacio limpio, lejos del caos o la demanda de apresuro que se caracterizaba en un departamento de periódicos de primera mano.
El archivero era un hombre de unos sesenta y pico de años, cerca de la jubilación. Nos observaba como quien lo hacía con forasteros que invadían espacios.
—Somos estudiantes de periodismo —mintió Jungkook—, primer año.
—¿Dónde están sus credenciales estudiantiles?
—Somos estudiantes de primer año, somos recién ingresados —repuse—. ¿Espera que nos den una credencial así de rápido? Alguna queja hágala con el departamento de comunicación, pero nosotros queremos hacer nuestra tarea.
—Jóvenes, siempre haciendo las tareas tarde. —Le seguimos el paso hasta un cubículo vacío en donde reposaba un ordenador encendido. Tomó asiento y oprimió algunas teclas hasta obtener una base de datos—. La atención al público se cerrará dentro de poco, así que necesito que sean rápidos. Palabras claves, necesito palabras claves que la base de datos arroje. Cosas como «chocolate» o «avellana». Yo qué sé. ¿Qué necesitan?
—Asentamientos urbanos —solté. Jungkook volteó a verme inquisitivo. Encogí los hombros esperando a que entienda mi intención—. «Rural», «construcciones». Pruebe con eso.
El hombre hizo lo que pedí y, acto seguido, la búsqueda arrojó alrededor de setenta y cuatro artículos con las palabras dadas.
—Aquí está —dijo luego de levantarse de la silla—. Todo suyo. Recuerden: cerramos en una hora máximo.
Esperé a que el archivero se alejara lo suficiente para tomar asiento y cambiar las palabras del ordenador.
—¿Asentamientos urbanos? —cuestionó el pelinegro incrédulo—. ¿En serio?
—¿Qué esperabas? ¿Que le dijera «accidente», «muerte»? No necesito que nos mire más raro de lo que ya lo hace. Toma la computadora de al lado y ayúdame a buscar. Ya sabes, palabras que se relacionen a todo lo que tiene que ver Fenton Dawson.
