t r e s | Deducción

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Crucé las puertas automáticas del edificio y recorrí el pasillo central con los muchachos a mis espaldas, hasta dar con una gran sala llena de cubículos, ordenadores y personas moviéndose de un lado a otro, atendiendo casos o haciendo papeleos

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Crucé las puertas automáticas del edificio y recorrí el pasillo central con los muchachos a mis espaldas, hasta dar con una gran sala llena de cubículos, ordenadores y personas moviéndose de un lado a otro, atendiendo casos o haciendo papeleos. Estaba demasiado agitado y recién me estaba planteando la pregunta de cómo rayos conduje hasta acá sin chocar. Desesperado, miré de un lado a otro y alcancé a ver a Taehyung con las manos esposas atrás de la espalda y siendo llevado por dos policías en cada extremo.

Me acerqué, los chicos igual. Quise hablar, pero la mirada enfurecida de Taehyung incluso me hizo retroceder. No hablaba, no obstante, mi estúpido semblante era como si quisiera decirle la más estúpida pregunta: «oye, ¿qué te sucede?». Definitivamente no estaba usando todo mi cerebro. Era un completo idiota.

—Arregla esta mierda, ¿quieres? —espetó, clavándome los ojos, casi rojos de tanta rabia.

Enseguida las miradas interrogantes de Jackson y Shownu se me estamparon en las sienes.

—¿De qué hablas? ¿Jungkook qué tiene que ver en esto? —Jackson alternó la vista entre Taehyung y yo. Su amigo hizo lo mismo.

En otros tiempos hubiera soltado la verdad con todo valiéndome una mierda, ahora se sentía extraño, como si después de que hablara, iría a terminar en una hoguera, tal cual lo decían los libros de historia.

—¿A qué no adivinan con quién le montaba los cuernos Heerim a Dongyeon? —Taehyung volvió a reparar en mí, casi con un deje de sorna en sus ojos.

La respuesta estaba tan clara en su misma mirada, que los chicos no tardaron en descifrarlo. Esta vez se centraron sólo en mí, con los ceños fruncidos, casi retándome. Sí, yo no la maté, y mucho menos tuve algo que ver; pero aquí todo el mundo buscaba culpables, y yo en estos momentos era el más vulnerable. Taehyung estaba cabreado, buscaba con qué o quién desquitarse. Y yo, estúpidamente, no protestaba porque sí, en el fondo me sentía terrible.

—No me jodas, Jungkook, era la novia de Dongyeon. Sin importar qué, era nuestro compañero. —Shownu, a pesar de ser como era, sonaba más decepcionada a que molesto. Él y Jackson podían tener todo el derecho de juzgarme, porque, a pesar de que eran unos mujeriegos, jamás se involucraban con las chicas de otros... O al menos eso es lo que yo sabía—. ¿Qué mierda tienes en la cabeza?

Sin embargo, pese a todo, exploté.

—¡Con un demonio! ¡Ya! ¡Sí, bien, lo hice! Pero, ¿eso qué tiene que ver con que estés aquí? ¿El bastón es mío? ¿Yo lo puse? ¿Yo lo usé? No, ¿verdad? Entonces deja de desquitarte conmigo.

La mirada de Taehyung se oscureció más, su mandíbula y sus labios se apretaron. Entonces, quiso abalanzarse sobre mí, luchó por hacerlo, pero los dos policías que tenía en cada lado lo retuvieron. Lo llevaron camino a las celdas, mientras seguía luchando por soltarse a la par de que soltaba insultos hacia mí y argumentos que decían que él no era el culpable. Me apresuré en salir después de que las miradas decepcionadas de Shownu y Jackson me cayeron encima. Ya no necesitaba un sermón sobre lo moral y toda esa mierda.

Mentes Criminales » Jeon Jungkook; BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora