Seguía sin entender para qué coño me buscó, o por qué diablos seguía sin decirme nada. Pregunté un par de veces en el camino, pero lo único que obtuve fue un repetito y molesto: «sólo espera». Dejé de insistir al rato, después de que la flojera por preguntar lo mismo me llegó. Bien podía estarme llevando a una masacre, a una trampa, a que le sirviera de carnada o vete tú a saber. Me pidió que me estacionara en un estacionamiento frente a un parque que, justamente hoy, no se encontraba muy abatido de personas. La incertidumbre aumentó, pero seguí con la boca cerrada.
Era la primera vez desde que la conocí que no me encontraba con ella en un momento muy agitado. Incluso cuando supuestamente íbamos a tomar un café en aquella cafetería, no tuve tiempo de apreciar ciertos detalles de Raven. Detalles superciales, si era más preciso. En cada oreja, en los lóbulos, tenía tres piercings y uno en cada cartílago. Usaba lentes, pero no estaba seguro si los usaba por simple gusto o porque realmente los necesitaba. Y cada vez que hacía la más mínima mueca, insinuaba o hacía una sonrisa al natural, un hoyuelo en cada mejilla aparecía. Raven tenía más pinta de ser extranjera a que el mismo Jackson, que bien podía hacerse pasar como un surcoreano. Además, dominaba el idioma al cabo y rabo perfectamente, con un acento perfecto. Me pregunté si su familia era de esas familias que llegaban de algún lugar para quedarse en Corea haciendo negocios y todas esas mierdas. O era una de esas tantas estudiantes que llegaban de intercambio. Aunque bien a las estudiantes de intercambio les costaba una vida aprenderse el idioma, pero, teniendo en cuenta que la chica era una listilla, el asunto podía ser todo lo contrario.
Todavía no me enteraba de su apellido, y la verdad me sentí intrigado por otras cosas más. Sin embargo, supuse que Raven no estaba interesada en saber de mí, así que yo tampoco debía de estarlo. Aunque no me abstuve de preguntar lo siguiente:
—Si prácticamente eres el FBI completo, ¿por qué rayos no te dejan estar en el caso como dices?
—Ah... Es Namjoon y su complejo de hermano protector.
—¿Te refieres al detective? —Me dio una respuesta haciendo un sonido nasal afirmativo. Recordé ese día en aquella carretera, cuando de cierta forma le estaba riñendo. Lo entendí todo, pero se me hizo extraño—. ¿En serio es tu hermano? No se parecen en nada —dije con sorna.
—Eso dicen. Todo bien, menos mi apellido. No me agrada el hecho de ser "Kim Raven". Dios, ¿si quiera se escucha bien? —Se quejó. Siempre hablaba manteniendo la vista al frente, como yo.
—Tranquila, por lo menos no es Park. ¿Park Raven? Eso sí se escucha peor.
—Ni lo menciones, joder.
Allí me dije que quizá su familia eran de esas tantas diversas donde sus padres tenían hijos que no parecían tener ningún parentesco. No inquirí más porque no quise aparentar que me interesaba.
A partir de eso la conversación llegó a un punto muerto. Estuve a punto de mandar todo a la mierda y preguntarle qué carajos seguíamos haciendo aquí. No obstante, los nudillos de una persona tocaron el vidrio de la ventanilla del lado de Raven. La rubia sacó de su mochila, que yacía en su regazo, una horrible billetera rosa neón, sacó un par de billetes, oprimió el botón que bajaba el vidrio y se los entregó a dicha persona. Me llamó la atención que una chica de... ¿Cuántos años tenía? Tuviera la cartera llena de afectivo. No dije nada al respecto. Aquella persona —aseguré que se trataba de un hombre por sus manos— le entregó una bolsa de plástico. No cruzaron palabras, el tipo simplemente se fue.
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Mentes Criminales » Jeon Jungkook; BTS
FanfictionLos psicólogos afirman que retener las emociones no es nada recomendable, pero ¿qué pasa cuando aquello se cumple y alguien tiene que sobrellevar algo amargo a lo largo de su vida? ¿Qué es lo que pasaría si el detonante preciso aparece y promete der...