Tan pronto Goeun me envió el mensaje con la dirección —porque sabía perfectamente que Namjoon jamás lo iba a hacer—, di un estrépito en la mesa con el teléfono. Recordé que no estaba sola, que por primera vez en mucho tiempo cenaba con alguien frente a mis narices. Dudé por unos segundos en si decirle o no, sin embargo, lo hice de todas formas, no estaba segura. No le di tiempo de reaccionar. Antes de que terminara te llevarse toda la tarta a la boca, le dije que debíamos irnos mientras agarraba su muñeca y él intentaba tragarse la porción. Al menos agarró el envase de café antes de salir de la cafetería.
—Rápido, rápido, rápido, hay que irnos. Frío, frío, frío, cómo hace frío. —Me tambaleé por la molesta corriente de aire que me filtró los huesos. Cada vez parecía que necesitaba de un abrigo mucha más grueso. Claro, debía recordar no usar chorts también. En parte, era por mi culpa el congelarme.
—Bravo, te salió una rima —dijo con aire sarcástico—. ¿No puedes esperar un momento? En serio necesito comer.
No entendía a qué se refería si, nada más pusimos nuestros traseros en el asiento, él se devoró todo lo que pidió.
—Ahm... Claro. Sólo préstame las llaves de tu Jeep y volveré enseguida.
—Sí, claro. ¿Qué sigue? ¿Mi pasaporte? ¿Mis tarjetas? —Sacó las llaves inalámbricas con un gesto despectivo mientras siseaba—. Aguafiestas.
—¿Quieres resolver este caso o no?
—Sí, pero también comer —Abrió la puerta y tomó asiento en el lugar del conductor. Yo lo hice a su lado—. Pero es mejor a que dejarte usar mi Jeep, y más aún cuando recién te conozco. Ni siquiera dejo que los chicos lo usen.
Él decía que apenas lo conocía. Sí, era cierto. Pero las verdad era que desde muy temprano me fijé en algunos detalles de él, que ahora disfrutaría decírselos por la cara que pondría. Me removí en el asiento de cuero antes de empezar.
—¿Por qué no te llevas con tu padre?
Hubo un momento de silencio mientras Jungkook alternaba su vista del frente a mí, sorprendido.
—¿De... De qué hablas?
—Mientras íbamos de un lado a otro, entre todas esas llamadas que recibiste, llamó tu padre. A diferencia de los demás, no le colgaste aun sin contestar, dejaste que la llamada siguiera y él insistiera para dejarle en claro tu indiferencia. ¿Me equivoco o no?
Volteé a verlo, sonriente, pues supe que no estaba equivocada. Sus cejas se fruncieron un poco a la par de que su rostro se tensó. Pasó saliva por su garganta.
—Debería echarte de mi auto por meterte en lo que no te importa, pero lo que haces es...
—¿Impresionante? ¿Espectacular? ¿Asombroso? ¿Genial? ¿Qué adjetivo usarás?
—¿Cómo haces eso? —soltó. Imaginé que era la pregunta que llevaba haciéndose desde hace rato.
—Es simple deducción. Partes de variable, formas una secuencia y llegas a una conclusión. Algo así. Por cierto, ¿te fue bien en Londres? —Volví a mirarlo, y sentí su pura mirada de «¿cómo diablos lo supiste?». Señalé el reloj de marca de su muñeca—. La diferencia entre Corea y Londres es de ocho horas. Aún no has cambiado la hora de tu reloj. Y dado que hace poco fueron días festivos, supongo que decidiste pasarla fuera.
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Mentes Criminales » Jeon Jungkook; BTS
FanfictionLos psicólogos afirman que retener las emociones no es nada recomendable, pero ¿qué pasa cuando aquello se cumple y alguien tiene que sobrellevar algo amargo a lo largo de su vida? ¿Qué es lo que pasaría si el detonante preciso aparece y promete der...