—¿Y cómo te sentiste?
Me removí en el asiento de cuero. Mi mirada se quedó quieta y perdida en algún punto del piso. No encontraba las palabras adecuadas, no sabía cómo explicarlo exactamente, así que me tomé un momento para pensar. Jin esperaba una respuesta.
—Estaba asustado. Hace tiempo no me pasaba. —Arrugué el entrecejo, como si estuviera viendo aquella escena de nuevo, o la estuviese viviendo—. Era una sensación extraña... como si todo lo que pasó se repitiera, como si retrocediera al pasado, solo que no como antes, sino tal y como estoy. Es muy extraño, no sé cómo explicarlo.
—¿Como un déjà vu?
—Supongo...
Mi terapeuta asintió. No estaba seguro si me entendía, pero suponía que su tarea era descifrar mis códigos mentales como todo genio de la salud.
—Dijiste que estabas con Raven. ¿Cómo reaccionó ella?
—¿Viste serpientes o qué? —recordé lo que dijo; su tono burlón se oyó perfectamente en mi memoria—. ¿Por qué te pones así?
Bufé al tan solo recordarlo.
—Por lo que me has dicho, esa chica suele ser muy persuasiva, ¿no crees que haya notado algo extraño? ¿Cómo te hace sentir eso?
—Probablemente lo notó. Si lo hizo, estoy agradecido, supo no meterse en lo que no le importa.
Después de eso no mencionó nada al respecto. De hecho, nunca dijo, hizo ni insinuó nada. Raven definitivamente no se enfocaba en lo que fuese insignificante para ella. Y yo estaba tranquilo con eso. Mucho. Aun así, no podía evitar sentirme impotente. Ya había pasado tanto tiempo y yo seguía siendo un cobarde, le seguía temiendo a un pedazo de metal. Al mismo tiempo me pareció ridículo que Raven lidiara con cosas extrañas, sin embargo, debía empezar a acostumbrarme; era simplemente la rubia chiflada de Raven, que a su vez le ponía un ridículo nombre a un cráneo, ¿qué más podía sorprenderme?
Antes de que Seokjin abriera la boca, mi teléfono sonó. Lo saqué del bolsillo y entonces corroboré que se trataba de un recordatorio de mi entrenamiento vespertino.
—Suficiente por hoy, tengo que irme. —Me levanté antes de que sucediera algo más.
—Aún no hemos terminado —se apresuró en decir. Hizo ademanes con las manos para que me detuviera, aun así, era tarde, ya estaba rumbo a la salida.
—Sí hemos terminado. Nos vemos el otro jueves. —Finalmente me despedí con un gesto de manos mientras caminaba, dándole la espalda.
—¡¡Jeon Jungkook!!
No pude evitar reírme con ligereza. Jin era mi terapeuta desde hacía mucho tiempo, pero quien parecía seguir teniendo el control de la situación era yo. Al principio detestaba venir acá todo el tiempo, creo que llegué hasta detestar más a mi padre por eso. Incluso odiaba esa risita espantosa de Jin y esos chistes fuera de lugar. Con el tiempo empecé a sentirme cómodo, realmente tomó tiempo. Creo que más que mi terapeuta lo veía como a una persona con la que podía soltar todo lo que sentía. Y bueno, técnicamente era eso... pero seguro alguien entendía lo que quería decir. En fin, no era mi amigo y tampoco lo veía como mi terapeuta en su totalidad. Quizá la definición de "el sujeto al que le pagaba para que escuchara mis problemas" quedaría bien.
ESTÁS LEYENDO
Mentes Criminales » Jeon Jungkook; BTS
FanfictionLos psicólogos afirman que retener las emociones no es nada recomendable, pero ¿qué pasa cuando aquello se cumple y alguien tiene que sobrellevar algo amargo a lo largo de su vida? ¿Qué es lo que pasaría si el detonante preciso aparece y promete der...