Iana Bennett.
Si tan solo en esta vida existiera una visión de todo lo malo que fuera a pasar, de seguro no tomaríamos decisiones de las que pronto podríamos arrepentirnos.
Pensé en molestarme al enterarme de todo, e incluso ponerme a pelear con él pero no podía hacerlo, porque no quería que nos alejaramos. Llevaba un conjunto deportivo de un mono con rayas a sus costados de color blanca, ajustada mis piernas, junto con una sudadera de igual color y diseño, y unos Nike blancas. Tengo, y claro que lo tengo, el miedo define una parte oculta de mi personalidad, una que protegía con una barrera altamente fuerte, pero como nada es resistible, esa barra cayó liberando la ansiedad de miedo. Max, sabía que ésto no traería nada bueno para nosotros, que tendríamos muchas peleas a causa de eso, pero ahí seguía yo. Al lado de la única persona que me brinda su amor y todo su cariño apesar de sus estupideces.
— Puedes pasar.
Me levanté tomando mi bolso y caminé hacía el consultorio del doctor para mi chequeo debido al accidente, había venido sola ya que Max tuvo que ir a trabajar, pero habia dejado conmigo dos guardaespaldas, y uno era muy pero muy guapo, al menos podía ponerlo nervioso en algún momento. Entré al consultorio y me senté en la silla en frente del doctor.
— ¿Como se ha sentido señorita Bennett?
— Siendo sincera, sigo un poco adolorida, y los dolores de cabeza son pocos pero siguen molestando.
Tomó su libreta y comenzó anotar cada palabra que decía, me preguntaba porque los doctores querían saberlo todo, hasta si me dolía el culo de tanto estar sentada. Pero luego me dije que solo era rutinario, y no era la única a la que le hacía ese tipo de preguntas.
— Me llegaron los estudios que te acabas de hacer, y al parecer todo va bien, no hay ningún anomalía. Lo que sí te diré es que en algunos casos estas anomalías no aparecen de inmediato, tardan un tiempo, y el cual tendrás que chequearte para que nada malo te suceda. Te recetaré algunas pastillas para el dolor.
Asentí y apreté fuerte con mi mano mi bolso. Mi pierna tenía un tic nervioso haciendo que la moviera de arriba hacia abajo con rapidez.
— Doctor, ¿Es bueno sangrar cada dos días?
— Depende del tipo de sangrado.
Respondió y yo asentí. Luego me arrepentí de haber preguntado eso y rápido respondí.
— Es un sangrado por la nariz, mi mejor amiga tiene eso, por eso mi pregunta.
— Vale, esa no es mi especialidad, pero como doctor lo mejor sería que viera a un médico para descartar problemas.
— Gracias, se lo diré.
— Aquí tienes, nos veremos dentro de dos meses.
Me entregó la receta y pasé mi bolso por mi hombro y salí del consultorio con dos hombres siguiéndome a mis espaldas.
— Bien chicos, necesito que me lleven a la empresa de Max.
Asintieron y en mi mente solo había espacio una cosa, y la cual, en el transcurso del hospital a la empresa no dejaba de joderme. Estaba tan nerviosa y no se lo habia dicho a Max hasta que estuviera segura de que nada malo me estaba pasando. Por eso aunque claro estaba que no podía mentirle, que habíamos dejado claro que no nos ocultariamos nada, esta vez me tocaba a mí hacerlo.
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Más Que Atracción ✓2
Romance"Mentiras" Era la única palabra que su mente decía cuando recordaba aquel último día que lo vio. "Amor" Era lo que el pensaba cada que leía aquel certificado de matrimonio. Ambos estaban atrapados en una red de mentiras y amor. Estaban destinados...