Maratón 3/5.
Max Davis.
Pasé la venda por su boca, debía de asegurarme que no iba a gritar, quería disfrutarla, saborearla y hacerla mía como Dios manda.
Estaba desnuda sobre la cama, sus senos resaltaban y su cintura me estaba volviendo cada vez más loco. La amo, la amo más de lo que yo antes habia pensado. Sus ojos me mirabas y el tener la boca tapada con la venda me hizo dar cuenta de lo loco que me trae esta chica, y del como puedo poseerla sin problema alguno.
- Esta noche habrá solo una regla linda, no puedes gritar.
Tomé sus muñecas y las puse por encima de su cabeza sosteniendolas con mis puños, estaba tan puesta para mí, se notaba el subir y el bajar de su pecho desesperado. La mirada suplicante en el momento en que mis labios rozaron la curva de su cuello. Intentaba hablar pero no podía.
- Solo relájate linda.
Susurré en su oído chupando el lóbulo de su oreja y volviendo a su cuello, fué inevitable no soltas sus muñecas y llevar mis manos a sus piernas y acariciarlas mientras bajaba mis labios por sus pechos rozando solo los labios por sus pezones erectos y duros, sus redondos senos son tan apetecibles, tan provocadores, causaba un gran efecto en mí, cada vez que la veía con alguno de esos vestidos.
- Eres mi adicción Iana.
Roce mis labios con su vientre y alzó su cintura desesperada, abrí sus piernas y escuché un jadeo, sus ojos me obserbaban y mientras más me tardaba en acercar mi rostro más impaciencia tenía. Miré lo mojada que estaba su entrepiernas y empecé a saborearla, empecé a succionar, lamer y morder su entrepierna con gusto, se siente tan bien su sabor, las manos de Iana empuñaban la sábana y su espalda se arqueaba. Cuando estuvo apunto de venirse me detuve, alzó su rostro y estaba sudando, su cabello estaba revuelto y se veía con ansias de quitarse la venda.
- Prepárate, esta noche será larga.
Ayudé a levantarla de la cama y la giré rápido comenzando a besar su espalda con desesperación, su larga melena resaltaba por lo revuelta, hice que apoyara sus codos en la cama y tomé sus piernas y las abrí metiendo dos de mis dedos dentro de ella.
- No sabes cuanto te amo Iana.
Besé la curva de su espalda, y me hundí dentro de ella con fuerza, su cabeza se alzó y un gruñido se escuchó de sus labios. Tomé su cabello y lo hale con fuerza acercando mi boca a su oído.
- No voy a tener piedad contigo linda.
Asintió y le di una dura y fuerte palmada mientras la embestía fuerte escuchando sus gruñidos. Palmeé repetidas veces más fuerte, halé su cabello y dejé chupetones en su espalda, costados y cuello. Es tan estrecha, y delicada, la amo, Dios la amo tanto y jamas me cansaré de repetirlo. Con el pasar de los minutos sus gruñidos eran más y más fuertes, mis palmadas y el halar de u cabellera también, me gustaba verla así, tan dominada que me vine junto ella en un gran orgasmo. Sus brazos comenzaron a temblar de salí dentro de ella, su cuerpo cayo de espaldas contra la cama y quité la venda de su boca. Y comencé a besar sus labios.
Esta noche no me iba a detener hasta darle a mi esposa el placer que se merece.
•••
ESTÁS LEYENDO
Más Que Atracción ✓2
Romansa"Mentiras" Era la única palabra que su mente decía cuando recordaba aquel último día que lo vio. "Amor" Era lo que el pensaba cada que leía aquel certificado de matrimonio. Ambos estaban atrapados en una red de mentiras y amor. Estaban destinados...