|66: "Fresas Con Crema"|

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Reproducir canción en todo el capítulo, gracias 💕

Iana Bennett.

Nuestro día habia sido relajado, luego de aquél suceso sobre el paracaídas solo habíamos preferido dormir, mi cabeza estaba recostada en su pecho y mi pierna estaba sobre su abdomen. Max acariciaba mi cabello mientras veíamos el gran paisaje delante de nuestros ojos.

- ¿Qué pasará cuando regresemos?

Habia estado pensando mucho en eso, porque sabía que Max se hundiría en su trabajo y que llegaría por las tarde o incluso hasta en la noche. No quiero que nos alejemos.

- No pasará nada linda, todo estará bien...

- Prométeme que no vas alejarte...

Susurré levantando mi vista, me sonrió con una mirada de adoración, su brillo eran tan notable, que solo besó mi cabeza.

- Sabes perfectamente que yo nunca te volvería a dejar sola Iana.

- ¿Pero si algún día eso llegara a suceder, si me dejaras sola de nuevo?

Sonrió besándome.

- Si eso llegara a suceder ten por seguro que siempre estaré aquí, en tu corazón... Pero no va a pasar linda así que saca esos pensamientos de tu cabeza... Iré por Nutella.

Comentó y sonreí, pero aunque quisiera ignorar por completo el tema era inevitable, el tema llegaba a cada momento y la inseguridad peor de lo que yo imaginaba.

•••

- Max parezco una fresa, mi piel está muy roja a causa del sol de los últimos día. Lo menos que quiero es ir a la playa.

Comenté riendo, en cambió él solo soltó una carcajada por mi comentario.

- Está bien... Iremos en la noche entonces...

Negué pero solo asentí. Tampoco era mala idea, me acerqué a la cocina y tome una taza de fresas con crema que se encontraban en la nevera. Tengo antojos de algo dulce, mientras Max solo se sentaba a buscar algo entre sus cosas, al tener mi taza, me acerqué hasta la habitación y me senté en la cama a degustar mis fresas con crema.

- ¿Qué tanto buscas?

- Traía conmigo algo muy importante, son unos pequeños aretes que quería regalarte.

Hizo una mueca de disgusto para luego dejar sus cosas en su lugar y sentarse a mi lado para quitarme mi taza de antojo.

- ¿Qué haces? No vas a comer de mis fresas.

Enarcó una ceja retador.

- A mi no me interesa si me lo prohibes o no Iana. Voy a comer de tus fresas.

Intentó quitarme la taza pero me levanté rápido metiendo una cucharada a mi boca, ni loca dejaría que las probara, porque lo conozci h se que va a terminar comiéndoselas todas y era yo quien quería comerlas todas.

- Aléjate Max. Ve y consíguete las tuyas.

Recalqué sería aferrando la taza a mi pecho, sin embargo no lo hizo y terminamos peleando. La taze estaba en un vaivén, Max me la quitaba y yo también lo hacía, corríamos por toda la habitación, me había escapado varías veces de sus intentos.

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