- ̗̀🥀┊Con este libro de one-shots, les traigo
capítulos con sus personajes favoritos.
- ̗̀🥀┊Actualizaciones lentas.
- ̗̀🥀┊Se recomienda leer el libro con el
fondo negro para poder apreciar mejor
los separadores, disfruten la...
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Dos años. Dos años habían pasado desde la última vez que habías visto a tu amante, la persona por la cual darías la vida. Después de que atravesaras el portal, no habías vuelto a ser la misma, parecías triste en cualquier momento y te distraías mucho durante los juegos, todas las personas en la mansión hacían lo posible para animarte pero nada parecía dar frutos.
No sólo pasaba eso contigo, pues Eli también parecía triste y desganado, Aesop se esforzaba al máximo para que sonriera o riera, ganando su objetivo de vez en cuando, era difícil robarle una sonrisa al vidente, pero no imposible. Más este día en especial se esforzaba el doble para mantener del joven con una sonrisa haciendo de todo.
Hoy era su aniversario y Angélica había preparado junto a Félix, este último a regañadientes una sorpresa muy especial para ti. No querías levantarte de la cama, estabas demasiado triste, ni siquiera querías llorar. Suspiraste cuando tú ave comenzó a picotear tu cabeza suavemente para no lastimarte, indicando que debías levantarte. Ella tenía el presentimiento de que hoy sería un gran día, lo sentía en sus alas.
—¡Buenos días _____! –saludó Edward apenas te vió salir de tu habitación.
—Buenos días Eds. –respondiste desganada y caminaste hacia el comedor, no te gustaba salir de tu habitación, a cualquier lado que ibas, podías verlo y revivir todos los bellos momentos que pasaron juntos.
—¿Estás bien? –Danielle, un barman que era nuevo en el juego te preguntó cuándo te vió en el comedor, solo estaba el.
—Si, gracias. –respondiste mientras fregabas tus ojos debajo de la tela.
—Tus movimientos corporales y la forma de hablar dicen lo contrario. –Max, un nuevo cazador que tenía la ventaja de su reflejo en un espejo habló.
—No es de tu incumbencia. –respondiste con una mala cara, alzó las manos y se sentó.
—¿Por qué siento tanta tensión? –Vito, el perfumero habló mientras dejaba una jarra con agua de sabor sobre la mesa.
—Dejen de molestar a ____, hoy no es su día. –te defendió Haydeé que recién entraba, le sonreiste, finalmente se habían hecho grandes amigas y sus sentimientos por ti ya no eran los mismos.
Se sentó a tu lado y acarició con su mano tu cabeza, sabía que era difícil para ti este día.
—¿Por qué? –si las miradas mataran, Willa; la jugadora de fútbol americano ya estaría varios metros bajo tierra.
—¿No tienen un mejor tema del que hablar? –Angélica entró seguida de Joselinne.
—¿Qué tal el nuevo mapa? –sugirió Jackie mientras se sentaba al lado de Nadia.
—Nora está emocionada con el, ¿cómo no? –respondiste sarcásticamente, Nora frunció el entrecejo mientras negaba con la cabeza.
Suspiraste, sabías que no podías desquitar tu enojo y frustración con tus amigos, no tenían la culpa. Haydeé colocó su mano en tu hombro y sonrió, intentaría animarte todo el día, ese era su objetivo.
—¿____? –la voz de Nadia te sacó de tus pensamientos.
—¿Qué ocurre, Nad? –sonrió ampliamente, rara cosa en ella.
—Tenemos una sorpresa para ti y no puedes negarte. –hiciste una mueca y después sonreiste un poco, asintiendo.
—Pero te la daremos después de desayunar, tenemos hambre. –Félix te dió unas palmadas en la cabeza y se sentó en su lugar.
El desayuno transcurrió de lo más normal posible, hasta que Lucky entró a la sala justo antes de que todos salieran. Acomodó su largo cabello rubio detrás de sus orejas y acomodó sus anteojos.
—Chicos, se agregaran nuevas cosas y se ajustarán algunos detalles del nuevo mapa por lo que hoy no habrá partidas. –sonrió dulcemente.
—Excelente. –ahora podrías estar todo el día en tu habitación sin que alguien te molestara por no hacer bien tu trabajo en el juego.
Apenas saliste del comedor, fuiste secuestrada por tus dos mejores amigas que te llevaron al jardín, sin tu búho que se había quedado durmiendo en tu habitación, al menos el tenía suerte.
—¿A dónde me trajeron? –a pesar de llevar los ojos vendados, Angélica permanecía con sus manos sobre tus ojos.
—Sabemos que desde hace dos años no eres la misma y también sabemos la razón. –fue una fibra sensible que deseaste no hubiera tocado la mercenaria.
—____, sabes que te amamos y queremos que seas feliz incluso si eso significa que no te volveremos a ver. –frunciste el entrecejo ante las palabras de Angélica, te dejaste guiar y sentiste como atravesabas algo, pero seguías confundida.
Las manos de Angélica ya no estaban en tu rostro, estabas a punto de levantar la venda pero unas manos se colocaron sobre las tuyas, unas que podías reconocer a la perfección.
Tu corazón latió fuertemente, como si hubieras corrido un maratón y tus manos temblorosas fueron a dar hasta el rostro de la persona frente a ti con un mar de emociones dentro de ti. Sollozaste y tus ojos se humedecieron, no podías creer lo que estaba pasando.
—Podría reconocer tu rostro incluso con los ojos vendados. –quitó la venda de tus ojos y pudiste ver por primera vez en meses esos hermosos zafiros que amabas.
—No tienes idea de cuánto llevo soñando con este momento. –sus dulces palabras se grabaron en tu corazón.
—¿P-pero c-cómo? –preguntaste, sonrió y Aesop que estaba detrás respondió.
—Fiona encontró la forma de hablar con Félix y se pusieron de acuerdo para abrir el portal al mismo tiempo. –dijo con una sonrisa, estaba feliz de ver alegre a Eli.
Finalmente no abandonaste tu universo, tanto Fiona como Félix habían trabajado juntos para buscar la forma de mantener abierto el portal, así podrías entrar o salir cuando quisieras y lo mejor de todo, podrías estar con la persona que más amabas y mejor aún, compartir su pasión por las aves mientras hablaban debajo del gran y hermoso roble donde algún día habían confesado mutuamente sus sentimientos.
