Wu Chang

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Una flor para otra flor.

—¿Te encuentras bien? –coloqué mi mano sobre el hombro de Jack y le sonreí, asintió

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—¿Te encuentras bien? –coloqué mi mano sobre el hombro de Jack y le sonreí, asintió.

—Sí, solo estaba pensando –me senté a su lado en el sillón.

—¿En qué? –se encogió en hombros y después de despeinar sus cabellos me miró.

—Wu Chang ha estado raro hoy, ¿lo notaste? –reí y asentí, no sabíamos la razón del porque actuaba de esa forma.

—Tal vez no le gusta el día de San Valentín –suspiré, movió un poco la cabeza.

—¿Crees? –una vez más asentí, tomé el vaso que tenía en sus manos y bebí su contenido.

—Ahora que lo pienso tampoco me gusta este día –ni siquiera se quejó de que le quitara su bebida como normalmente haría alguna persona, era lo bueno de ser buenos amigos desde hacía tiempo.

—Preguntaría porque, pero me hago una idea de la razón –ambos reímos, supe que había dado en el clavo con mi suposición.

—Es extraño –murmuró después de que nuestras risas cesaran, lo miré con las cejas levantadas pidiendo una explicación —Verte así...enamorada de una persona –prosiguió.

—¿Ah sí? ¿Por qué? –pregunté, se echó a reír tapando su rostro con una de sus manos.

—Todavía lo preguntas –quitó la mano de su rostro y me observó —Pensé que preferías verlas muertas.

Hice una mueca y golpeé su brazo, me incliné para dejar el vaso que aún tenía en la mesa y lo miré.

—Esa época ya pasó, además...ni siquiera maté a tanta gente –se recargó en el respaldo con los brazos abiertos.

—Eres muy divertida –comentó con notorio sarcasmo.

Jack y yo nos habíamos conocido de una forma muy poco común, ambos queríamos asesinar a una persona por distintas razones.

En un principio no nos agradó la idea de tener el mismo blanco e incluso intentamos asesinarnos entre nosotros provocando un escándalo en la casa que despertó a nuestra víctima, tuvimos que unir fuerzas para impedir que escapara y llamase a la policía; a partir de ese momento nos hicimos amigos.

—Yo tampoco puedo creerlo –admití, me dejé caer por completo en el respaldo del sillón mientras suspiraba.

—¿No puedes creer qué? –una tercera voz se escuchó, por poco brinco en mi lugar ante la repentina interrupción.

Chérie - identity v | o.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora