Embrasse moi (bésame)
Y ahí te encontrabas, tan bella, tan pura, tan alegre, tan frágil, tan...tú. Reías con tus amigos a la lejanía mientras yo me dedicaba a observarte como un león a su presa. No, más bien como un pintor admirando su más grande y hermosa obra maestra. Me preguntaba, ¿algo tan celestial como tú era realmente real? cada detalle de ti era inefable, parecías el ser más puro de este mundo. ¿Por qué te encontrabas en un lugar como este? dónde podían manchar tu pureza con su egoísmo y avaricia.
¿Por qué....por qué estás mirando hacia acá? cuando nuestros ojos se encuentran tu sonríes mientras me saludas, lo único que puedo hacer es desviar la mirada y depositar mi atención en cualquier otra cosa, menos en ti. Enamorarse en este lugar era un lujo que no podía permitirme y tú lo sabías perfectamente. La luna brillaba sobre nuestras cabezas y el cielo estaba lleno de estrellas que irradiaban luz casi con la misma intensidad que la misma luna. Comenzaste a caminar en mi dirección y mi corazón comenzó a acelerarse cada vez más con cada paso que dabas, hasta que estuviste frente a mi. Tus hoyuelos se marcaron en cuanto sonreiste, era rara la vez que no te veía sonreír y eso me gustaba de ti; sonreías sin importar que las cosas fueran un desastre.
—¡Hola! –saludaste con entusiasmo, así eras desde que te conocí en aquel desafortunado lugar.
—Hola ____ –tu sonrisa se ensanchó aún más y provocaste que sonriera un poco, haría cualquier cosa para mantener esa sonrisa siempre en tu rostro.
Un silencio se formó entre nosotros, pero no era incómodo; era agradable, cálido e incluso cariñoso, simplemente disfrutábamos la compañía del otro. Buscaste mi mirada y cuando nuestros ojos volvieron a encontrarse, tus mejillas fueron teñidas por un color rosado. Sabías lo que sentía por ti, te lo había contado una semana antes y no te había permitido darme una respuesta, pues solamente quería contarte sobre ello.
—Quiero decirte que.... –jugaste con tus dedos y por un momento desviaste la mirada. No te presioné, me agradaba escuchar tu voz; era melodía para mis oídos.
Te quedaste sin habla y me miraste nuevamente como si me pidieras ayuda o como si supiera lo que intentabas decir. Estabas nerviosa, podía verlo en tus acciones y en tu hablar, tomé tu mano y la entrelacé con la mía, intentando darte la confianza que me pedías. No hizo falta nada más, pues después de ello volviste a hablar.
—Sobre lo que dijiste el otro día...yo –suspiré, me hacía una idea de lo que dirías, pero no quería escucharlo. Nunca tendríamos un final feliz si nos encontrábamos en ese lugar, no podía arriesgarme a qué perdieras todo por este sentimiento que crecía dentro de mi cada vez más.
—No lo digas, _____ –te pedí, tus ojos se abrieron con sorpresa y te negaste, mi corazón se aceleró como si hubiese corrido diez kilómetros.
—¿Por qué no? –preguntaste, busqué las mejores palabras para decirte que no lo quería, no quería lastimarte más.
—Porque no es correcto, no es real, ¿no lo ves? mira en donde estamos, mírame –tus ojos se cristalizaron, hacerte esto me partía el corazón.
Por supuesto que quería estar contigo, quería poder decirte lo mucho que te amaba todos los días, cuidarte, apoyarte, besarte, abrazarte. Quería un futuro contigo, quería compartir mi vida contigo.
Lo que hiciste no era lo que esperaba, pero, después de todo te amaba por ello. Colocaste mi mano sobre tu pecho, sentí tu corazón latiendo rápida y fuertemente.
—¿Esto no es real? –preguntaste, tragué duro y al igual que tu mis ojos se inundaron de lágrimas.
—_____ –intenté hacer lo que creía correcto, las lágrimas comenzaron a descender hacia tus mejillas.
—¿Seguirás alejándome cada vez que intente acercarme a ti? –estaba a punto de negarlo, presionaste aún más mi mano –Haz lo que quieras hacer con el, quédatelo, destrózalo o acéptalo, es tuyo. No importa cuánto trates de negarlo o cuánto te alejes, eso no cambia lo que sentimos por el otro.
Me habías colocado entre la espada y la pared, lo único que podía hacer era sentirme impotente, no quería tomar una decisión que si bien me haría más que feliz, tuviera una repercusión negativa para ambos.
—Te amo y estoy enamorado de ti, eres lo mejor que me ha pasado en muchos años y daría mi vida por ti, pero no puedo tenerte –verte llorar a mares era algo que realmente me dolía, pero era la mejor decisión para ambos.
—Por favor quédate –me pediste entre lágrimas mientras me abrazabas, al igual que tú comencé a llorar.
Mi mente no estaba despejada, me costaba trabajo pensar con claridad lo que debía hacer o decir. ¿Podía ser un egoísta y tomar el tesoro más valioso que la vida había colocado en mi camino?
Debía alejarte pero, ¿en realidad quería hacerlo? Te envolví en mis brazos sin decir nada más, había deseado tanto tiempo poder expresarte de esa forma lo mucho que significabas para mí.
—Me haces sentir de una forma que nunca antes había experimentado, contigo me siento...viva, libre de hacer o decir lo que quiera. –tu cabeza se encontraba en mi pecho, por lo que pudiste escuchar como mi corazón se aceleraba por ti y tus palabras.
Permanecimos un tiempo en esa posición, mi cabeza seguía inundada de pensamientos sobre lo que debía hacer con esto, con nosotros.
—Te envidio –después de un rato rompiste con el silencio, mis cejas se unieron y acaricié tu espalda mientras te observaba confundido –Te envidio porque sabes cómo volar.
Una pequeña sonrisa se formó en mi rostro, sabía lo que habías querido decir con esas palabras y me sentía halagado.
—¿Qué...qué haremos? –preguntaste con cierto miedo, debatí conmigo mismo durante algunos segundos antes de darte una respuesta.
—Me pregunto si un bello ángel como tu compartiría el resto de su vida con una persona como yo –dije dispuesto a asumir cualquier consecuencia que hubiera en un futuro, era lo que quería y quiero.
—Por supuesto que sí –separaste tu rostro de mi pecho lo suficiente para poder mirarme a los ojos.
Coloqué mis manos sobre tus mejillas y las acaricié, cerraste tus ojos mientras colocabas tus manos sobre las mías, nuestras respiraciones se mezclaron, sin embargo, ninguno se atrevía a cortar la poca distancia que nos separaba.
—Bésame –tu voz fue tan tranquila y baja, lo habías dicho solamente para mí.
Terminé con la distancia que nos separaba y uní nuestros labios, estos se movían al compás de una suave y dulce melodía que se convertiría en mi favorita el resto de mi vida.
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Chérie - identity v | o.s
Fanfiction- ̗̀🥀┊Con este libro de one-shots, les traigo capítulos con sus personajes favoritos. - ̗̀🥀┊Actualizaciones lentas. - ̗̀🥀┊Se recomienda leer el libro con el fondo negro para poder apreciar mejor los separadores, disfruten la...