Wu Chang - Dinámica ll

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Ángel

—Ya vuelvo –te levantaste de la silla y prácticamente corriste en la misma dirección por la que Wu Chang había ido segundos antes

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—Ya vuelvo –te levantaste de la silla y prácticamente corriste en la misma dirección por la que Wu Chang había ido segundos antes.

Naib y Eli intercambiaron miradas haciéndose una idea de lo que había ocurrido, probablemente habían vuelto a discutir y querías encararlo. Más solamente tenían razón en la última parte, cuando lo encontraste estaba sentado en el sofá leyendo un libro, te acercaste lentamente y el dejó el libro sobre la mesa.

—¿Algo que quieras decirme, ____? –su comentario soberbio provocó que olvidaras la probabilidad de que tuviera un poquito de corazón.

—¿Por qué me dejaste ir? –fuiste directa, no querías darle tantas vueltas al asunto. Colocó un mechón de su largo cabello que se había soltado de su coleta detrás de su oreja mientras reía suavemente.

—¿Viniste aquí para reclamarme por dejarte ir? –tus brazos se colocaron en tu cintura, asentiste.

—Por supuesto que sí, se supone que nos odiamos, creí que sería lindo para ti poder restregarme en la cara que me habías vencido –por sus cejas y nariz arrugadas supiste que estaba confundido, su mirada recorrió tu cuerpo hasta llegar a tus ojos, donde se detuvo.

—¿Me odias? –preguntó, parpadeaste un par de veces, tal vez no te habías dado a entender correctamente con eso, ahora creía que le odiabas.

—¡No, no me refería a eso! –sacudiste tus manos nerviosa y rascaste tu nuca, sonrió.

—Algunas veces pienso que eres adorable –pareció darse cuenta de sus palabras, ya que al instante corrigió –Claro, cuando no eres una mujer necia, terca y testaruda.

La sonrisa que te había robado con las primeras palabras se borró y fue reemplazada por una mueca mientras lo mirabas de forma despectiva, durante esos minutos te habías acercado hasta estar junto a el en el sillón.

—Algunas veces eres un imbécil, ¡no tenías porque arruinar el momento! –te quejaste, cruzó sus piernas acomodándose mejor en el sillón para después mirarte.

—Te dejé ir porque me agradas, que no se te suba a la cabeza –tus mejillas enrojecieron un poco y sonreiste, cuando estabas por hablar alguien interrumpió su pequeña conversación.

—Wu Chang, no tienes idea de lo cansado que estoy, estuve en una partida con Vera y sus perfumes no ayudan en nada –Jack comenzó a contar sobre su día sin darse cuenta de que estabas ahí, hasta que la persona a tu lado carraspeó llamando su atención.

El destripador alzó la mirada encontrándose contigo, hubo un pequeño silencio de algunos segundos antes de que volviera a hablar.

—Hola ____, lo siento no te había visto –se sirvió whisky en uno de los vasos que se encontraban junto a un estante lleno de licores y se sentaba en un sillón individual junto a Wu Chang.

—Hola Jack –respondiste mientras comenzabas a jugar tus manos sin saber que hacer, por más miradas que Wu Chang le diera a su amigo, este parecía no comprender que quería que los dejase solos.

—Es raro verlos juntos y que no estén discutiendo, ¿ya son amigos? –alzó y bajó las cejas, recibió una pequeña patada por parte del guardián, Jack había hablado de más.

—¿Por qué no vas a molestar a Naib? –el rostro de su amigo enrojeció de forma exagerada y miró hacia otro lado.

—Bueno, eso no te importa –comprendió que era lo que había querido decir, definitivamente quería que los dejase solos.

Se levantó del sillón y comenzó a caminar hacia la salida, poco tiempo después de salir asomó su cabeza.

—Nos vemos tortolos –salió corriendo a la velocidad de la luz mientras mirabas a Wu Chang decifrando el porque había dicho eso, es decir, no eras tan obvia como para que Jack se diera cuenta, ¿o sí?

El mismo pensamiento cruzaba la cabeza de tu acompañante, de tan solo haber sabido ese día que Jack se refería a eso las cosas pudieron terminar de forma distinta para ambos.

—Bueno, debo irme. Las partidas 2v8 empiezan en unos minutos y debo vestirme –nuevamente te analizó con la mirada.

—¿Dónde está tu suéter? nunca lo dejas –te levantaste del sofá mientras te encogías en hombros.

—Lo rompí durante la partida de hoy, además estaba sucio y lleno de sangre, tuve que tirarlo –apretaste tus labios intentando no llorar frente a el, quien asintió.

—No tengo la menor idea si nos tocará juntos otra vez, pero suerte en tu partida –al igual que tú se levantó y tomó su sombrilla, dió algunos pasos hacia la salida y se detuvo en la puerta para mirarte una última vez.

Creías que te diría algo más, pero solo sonrió y después de negar con la cabeza salió dejándote sola en la sala. Una mueca se formó en tu rostro mientras comenzabas a caminar hacia tu dormitorio, sería una larga partida.

(...)

—¡Ayuda ____! –corriste lo más rápido que tus piernas podían hacia donde Ann llevaba a William, quien estaba en su tercer sentón con dos máquinas restantes.

Te detuviste en seco cuando lo sentó, habías tardado en llegar y sabías que el moreno te reclamaría después de la partida. La cazadora caminó hacia ti pasando de largo, comenzaste a seguirla para preguntarle.

—Oye Ann, no es que me guste que me golpeen pero literalmente acabas de pasar a mi lado y me ignoraste –giró sobre sus talones y te sonrió un poco.

—Siempre tan inocente  _____, tengo un trato con mi compañero, si yo no te cazo a ti, el me ayuda a cazar a Vera –dicho esto continuó con su camino.

No sabías que hacer, por ahora nadie estaba en la silla y todas las máquinas restantes estaban al otro lado del mapa. Quedaban seis supervivientes y una máquina, Luca se encargaba de mantenerlos a todos decodificando para mantener la presión sobre los cazadores y vaya que lo hacía, algunos como Violetta, Antonio, Robbie y Galatea se tensaban y cometían uno que otro error que algunas veces les costaba la partida.

Miraste los mensajes que los supervivientes enviaban y viste que habían tirado a Fiona, Martha estaba herida por lo que te correspondía ir a ti mientras Emily se encargaba de curar sus heridas. Corriste hacia la carpa del circo, la habían sentado en el sótano así que debías ser precavida con ello, conocías los trucos de los cazadores. Hacían falta diez segundos para que los pinchos en la silla de la sacerdotisa se quitaran cuando Ann aturdió y tiró a Norton, quien se encontraba en su segundo sentón. Era momento de elegir a quien salvar.

Hay truco en esta decisión, averigüen cuál es y decidan a quién salvar.

—Salvar a Norton

—Salvar a Fiona

Chérie - identity v | o.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora