Naib Subedar

1.2K 103 60
                                    

Decisiones ll

En cuanto terminaron Martha les obligó a ir tanto a ti como a Naib con Emily para que los curara, así que ahí se encontraban, en la enfermería esperando a que Emily terminase de revisar a Helena, que había recibido varios golpes por parte de Luchi...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En cuanto terminaron Martha les obligó a ir tanto a ti como a Naib con Emily para que los curara, así que ahí se encontraban, en la enfermería esperando a que Emily terminase de revisar a Helena, que había recibido varios golpes por parte de Luchino, el cazador que les había tocado.

—____, lamento haberte hablado mal al inicio. –escuchaste como el mercenario rompía el silencio, inconscientemente sonreiste.

—No creí que una persona tan dura y fría como tú tuviera corazón de pollo. –te reíste un poco bajo una seria mirada por su parte, al fin y al cabo sus facciones se suavizaron y juraste que sonrió un poco.

—Eres buena entreteniendo a los cazadores, pero te cansas rápido, creo que se te da mejor decodificar; terminaste dos máquinas más rápido que nosotros se encogió en hombros, tomaste aquello como un cumplido por lo que colocaste tu mano sobre su hombro y sonreiste ampliamente, causando que tus ojos se cerraran un poco y unos hoyuelos se marcaran en tus mejillas.

—Gracias Naib. –el mercenario asintió y quedaron en un silencio, pero no uno incómodo, más bien, uno en el que se dedicaban a apreciar la compañía del otro.

Helena salió seguida de Emily quien indicó que pasaras, antes de entrar le diste una última mirada a tu compañero que solo sonrió levemente, correspondiste su gesto y entraste, cerrando la puerta tras de ti.

—¿Qué tal tu primer partida, ____? –preguntó la doctora mientras comenzaba a revisarte.

—Mejor de lo que creí, a decir verdad. –respondiste, revisó tus signos vitales con ayuda de su estetoscopio.

—Y por lo que veo ya tienes amigos. –alzó y bajó las cejas rápidamente, causando que rieras.

—Naib se disculpaba por como fue conmigo al inicio del juego, solo fue eso. –justificaste a pesar de que Emily no te había pedido una explicación.

—Claro, una disculpa. –Emily definitivamente había notado algo que tú no, al menos eso creía. Eran contadas las veces que lograban ver a Naib sonreír o ser amable con uno de los nuevos jugadores.

(...)

Había pasado un año desde que habías llegado a aquél lugar y hoy justamente, festejaban que llevabas un año con ellos. No tenías familia fuera del lugar, por lo que quienes habían denunciado tu desaparición habían sido tu jefe, tus compañeros, algunos amigos y unas cuantas personas que admiraban tu trabajo, incluso las personas de otros periódicos se habían encargado de que tú rostro y datos personales aparecieran en primeras planas, sin embargo, nadie había tenido éxito con tu paradero.

Tus amigos te esperaban escondidos en el comedor, esperando que aparecieras para darte la sorpresa, bajabas de dónde se encontraba tu dormitorio cuando escuchaste golpes en la puerta principal, no habían recibido noticias de un nuevo jugador. Seguías teniendo esa curiosidad que tanto te caracterizaba así que te acercaste a la puerta y la abriste, miraste un paquete en el suelo con tu nombre, funciste el entrecejo y lo tomaste sacudiéndolo.

Mientras tanto en el comedor, Fiona comenzaba a perder la paciencia porque no aparecías y llevaban casi diez minutos esperando que dieras señales de vida.

—¿Cuándo vendrá? dijiste que venía para acá. –le reprochó a Lucky mientras se cruzaba de brazos.

—Cuando la vi venía para acá. –se encogió en hombros.

—Alguien debería ir a buscarla. –habló Aesop, la mirada de todos en la sala viajó a Naib incomodándolo.

—¿Qué? –preguntó mientras ocultaba su rostro teñido de un color rosado con su mano.

—¡Oh vamos! ¿En serio lo vas a negar, Naib? –Mary se burló.

—Eres demasiado idiota para aceptarlo o no te has dado cuenta. –Norton tomó una dona y levantó sus cejas pícaramente hacia el mercenario.

—Ustedes si que son pesados. –dicho esto, Naib se levantó de su lugar y caminó fuera del comedor en tu búsqueda.

Cuando te encontró estabas sentada al pie de las escaleras que llevaban a las habitaciones con una carta en tus manos y demás cosas a tu alrededor, no sabías como debías reaccionar ante el escrito.

—Uh, hola. –Naib te sacó de tu mar de pensamientos, elevaste la mirada y sonreiste un poco la verlo.

—Hola. –respondiste, de inmediato notó que algo andaba mal, se sentó a tu lado y señaló la carta.

—¿Puedo? –asentiste mientras le extendías la carta, la leyó con suma atención.

Notaste en su rostro un toque de tristeza, al parecer una persona había encontrado tu paradero y enviaba una carta de las personas que habían denunciado tu desaparición, donde te pedían que volvieras con ellos.

—No quiero ir. –rompiste al aire tenso que se formó entre ambos.

—Pero, estas personas te extrañan, ____. –no quería que te fueras, pero también quería verte feliz, incluso si eso significaba no volver a verte.

—No puedo, personas aquí también me extrañarían y yo a ellas. –abrazaste tus piernas, tenías muchos sentimientos por el y nunca se había dado cuenta de ello.

—¿Dejarías todo? ¿tus amigos, tu empleo, tu vida, solo por quedarte aquí? –cuestionó, asentiste.

—Lo pensé durante mucho tiempo, Naib. –te miró desconcertado. –Llegué aquí con la promesa de escribir la historia del siglo, pero conforme pasaban los días me dí cuenta de que en realidad no quiero irme de aquí. Ya tomé mi decisión y no pienso cambiarla. –suspiraste y el sonrió, no estabas segura de hacer la siguiente confesión, pero tus amigas te habían animado a hacerlo, después de todo si sucedía era para ti.– me enamoré, Naib.

El mercenario borró su sonrisa y su mirada cambió a una seria, pues cuando se encontraba cerca de ti, sentía que su estómago se volvía un zoológico y sus emociones eran un torbellino.

—Oh... –fue lo único que mencionó, pero decidió preguntar, más valía que no fuera Norton o se encargaría de hacerle la vida imposible al devorador de donas. –¿Y quién es el afortunado?

Reíste, no podías creer que todos en el lugar se dieran cuenta menos el, pero tú tampoco habías notado sus sentimientos por ti, eran un par de ciegos.

—Me gustan las personas altas, de cabello castaño y ojos azules que se llaman Naib y ¡oh, casi lo olvido! que son mercenarios. –tus mejillas tomaron un color carmesí ante tu repentina y divertida confesión.

Jugaste con tus manos nerviosa por su respuesta y por un momento quisiste que el tiempo volviera al ver que no hablaba.

—También estoy enamorado de ti. –respondió con su rostro rojo, parecía jitomate.

Sabías que esto de los sentimientos no se le daban, por lo que lo abrazaste y ocultaste tú rostro en su cuello, inhalando la loción con aroma a pino que tanto amabas, tomó tu barbilla y te obligó a mirarle para después unir sus labios en un tierno y dulce beso.

—¡Si, continúen derramando miel mientras nosotros nos quedamos como idiotas esperando en el comedor! –la voz de Emma los hizo separar.

—Lo sentimos Emma, estábamos haciendo algo. –te disculpaste, ella sonrió un poco.

—Oh sí, sigan en su "algo" –se burló refiriéndose al beso que claramente había presenciado.

—Seguimos esperando. –Emily se asomó por la puerta del comedor, reíste.

Definitivamente ellos eran la familia que hacía falta en tu vida, habían llenado ese hueco que había en tu corazón y estabas agradecida por ello.

Chérie - identity v | o.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora