- ̗̀🥀┊Con este libro de one-shots, les traigo
capítulos con sus personajes favoritos.
- ̗̀🥀┊Actualizaciones lentas.
- ̗̀🥀┊Se recomienda leer el libro con el
fondo negro para poder apreciar mejor
los separadores, disfruten la...
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—¿Qué tu mamá qué? –el rostro de casi todos en la residencia perdió su color.
Tu mamá se encontraba en la puerta esperando a que le abrieran, después de haberles contado tu pequeña aventura fuera de la mansión recibiste muchos abrazos pero no te salvaste de sermones y por supuesto, un castigo.
El problema no era ese, el problema era que tú madre había decidido investigar por cuenta propia el lugar donde trabajabas y tus amigos corrían de arriba a abajo limpiando y guardando todo lo que pareciera sospechoso.
—¡Dense prisa! –gritó Michiko cuando tú mamá volvió a tocar la puerta.
Tallaste con nerviosismo tus manos en el vestido blanco que llevabas y suspiraste mentalizadote para lo que se venía, caminaste a paso lento hasta la puerta. Le diste una última mirada a todo y aparentemente parecía perfecto por lo que abriste la puerta.
—¡Mamá! ¿Qué haces aquí? –fingiste sorpresa, sonrió levemente y se acercó a abrazarte.
—Quería pasar por tu trabajo antes de volver a casa –te hiciste a un lado para que pudiera ingresar, extendió una bolsa en tu dirección –Le traje algo a tus compañeros, no quería ser maleducada.
—No te hubieras molestado mamá, ven; te presentaré a todos –la tomaste de la mano y la guiaste hasta el comedor, rezabas porque todo saliera bien ante la visita no esperada.
Al abrir la puerta pudieron observar como todos estaban sentados alrededor de la mesa jugando mimica como una familia, sonreiste.
—Chicos, ella es mi mamá. Mamá, ellos son mis amigos –comenzaste a presentarlos uno por uno hasta llegar al tan esperado nombre por tu madre –Y el es Wu Chang.
—¡Oh, que lindo cabello tiene! –se acercó a el como si lo conociera de toda la vida y lo abrazó –Estoy orgullosa de que mi hija tenga tan buenos gustos.
La sangre subió a tus mejillas y la apartaste de el mirándola mal, muchas veces solía hablar de más.
—Mamá –le reprochaste con la mirada, revolvió tu cabello restando importancia.
—Soy Margareth, pero díganme Maggie y... –la interrumpiste guidándola hacia el vestíbulo otra vez.
—Y ella tiene que irse porque perderá su vuelo si no lo hace –se despidió energéticamente mientras la arrastrabas a la salida.
—Eres muy grosera por no dejarme al menos hablar con ellos –se quejó una vez estuvieron alejadas de todos.
—Mamá te quiero mucho, pero ni siquiera tendrías que estar aquí; ya debes irte –podías parecer una persona cruel con su madre, pero lo hacías por su bien.
