Aesop Carl

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No perteneces aquí. lll (final)

—Eres testaruda ¿lo sabes, verdad? –el de cabello platinado soltó una risa seca, miró el lugar en el que se encontraba y suspiró

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—Eres testaruda ¿lo sabes, verdad? –el de cabello platinado soltó una risa seca, miró el lugar en el que se encontraba y suspiró.

Siempre le habían parecido encantadores lugares como este, pero ese día lo único que podía sentir era la nostalgia y el vacío que había en su interior, sentía que no tenía ningún propósito.

—Al fin pude recordarte –se sentó en el césped y sonrió levemente, esos pocos recuerdos que aún perduraban en su mente le hacían feliz —Estaba nevando el día que te conocí, recuerdo verte desde el otro lado de la calle y como al cruzarla accidentalmente chocaste conmigo. Derramaste tu chocolate sobre mí pero en ese momento no me importó, estaba cautivado con tu rostro que lo único que pude hacer fue invitarte otro chocolate, te reíste y ese día insististe mucho en ser quien pagara las bebidas junto con la tintorería, por supuesto que no lo permití.

Sus dedos examinaron cada parte de la roca frente a el, aún seguía sin creer que estaba solo, su propósito se había esfumado junto con ella.

—Te extraño, Samantha –mordió sus labios en cuanto sintió las lágrimas inundar sus ojos y miró al cielo intentando contenerlas –Sé que te prometí en algún momento que si algo llegaba a ocurrirte continuaría por los dos, pero no puedo, ya no puedo más.

Su mirada se dirigió hacia el periódico que hace tres meses había llegado a su puerta, sus memorias estaban borrosas y por más que había intentado encontrar a Samantha, no lo había logrado, ahora entendía porque. Leyó el título aún sin poder creerlo "Se ha confirmado que los restos de la joven historiadora Samantha Jackson se encontraron en un bosque a las afueras de la ciudad, se estima que llevan en el lugar un año", demasiadas preguntas invadían su cabeza cuando lo leyó.

¿Quién era el responsable de su muerte? ¿Había sufrido mucho? y la que más carcomía sus pensamientos, ¿si la habían liberado, por qué no lo buscó?

Suspiró, la culpa lo estaba consumiendo, quizá pudo haberla salvado si hubiera estado con ella, nunca debió permitir que lo alejara ese día en la mansión. Hubiera, quizá; ambas palabras eran un fuerte dolor con el que tendría que cargar el resto de su vida.

—Cuando llegaste a mi vida supe de inmediato que todo estaría bien, eran páginas en blanco esperando a ser llenadas, las pintaste de fuertes y brillantes colores, como tú –la imagen de Samantha intentando maquillar a un maniquí se le vino a la mente y no pudo evitar reír, era adorable.

Hay algunas cosas que los vivos no podemos ver, pero sí podemos sentir y a su lado, se encontraba su amada, aquella persona por la que hubiera dado la vida cuántas veces fuera necesario, Samantha.

—Yo también te extraño, Aesop –su mano se colocó sobre su hombro, el platinado sintió un pequeño peso sobre uno de sus hombros y un escalofrío recorrió su espalda.

Eso debía darle escalofríos a cualquiera, más el sintió como un aura cálida lo envolvía, se sintió vivo por primera vez desde que había vuelto a tener una vida 'normal'.

—Siempre serás el mayor descubrimiento de mi vida, pero debes continuar con la tuya.

No era una despedida, era más un hasta pronto, pues sabía que algún día lo volvería a encontrar, algún día.

Chérie - identity v | o.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora