Chérie - identity v | o.s

Naib Subedar

Eres todo lo que tengo.
Advertencia; triste.

Naib y tú paseaban bajo la luz de la luna por la ciudad, sonrió mientras unía sus manos y miraba el anillo en tu dedo, llevaban un año siendo pareja y eso le bastaba para saber que eras la persona que amaría para siempre, por ello se había animado esa misma noche en su aniversario a proponerte matrimonio, por supuesto aceptaste emocionada por la idea de poder formar una familia con la persona que amabas.

—Te amo –esta vez fuiste tu quien sonrió y aún con sus manos entrelazadas, pasaste su brazo por encima de tus hombros.

—Te amo más –besó tu cabeza, hacía mucho tiempo no sentía ese sentimiento de euforia que en ese momento lo consumía, quería hacerle saber a todo el mundo que te amaba ayer, hoy, mañana y siempre, cada día más que el anterior.

—Subedar, creí que no te encontraría –se escuchó una voz a sus espaldas, los bellos de su nuca se erizaron y se giró, obligándote a voltear también.

—Cumplí mi parte del contrato, es hora de que cumplas la tuya –su voz salió en un tono amenazante que incluso hizo que un escalofrío recorriera tu espalda, nunca lo habías escuchado hablar de forma tan peligrosa.

—Sabías en que te estabas metiendo cuando firmaste para participar en ese juego –tu entrecejo se frunció y tiraste del abrigo de tu prometido como una pequeña niña.

–Deberíamos irnos –susurraste, la poca luz de la calle y la presencia de aquel hombre te ponía los pelos de punta, el asintió y estaban a punto de ir a su hogar cuando volvió a hablar.

—Así que es por ella, la razón por la cual perdí a uno de mis mejores jugadores es una chica –comenzó a reír, instintivamente tu mano apretó la de Naib, quién te pegó más a el.

—Ella no tiene nada que ver en esto, no te atrevas a meterla –pudiste sentir la rabia en sus palabras, el otro hombre sonrió.

—No vas a deshacerte de esto, te perseguirá para siempre –dicho esto comenzó a caminar hacia un vehículo, se subió y desapareció en la obscuridad de la noche.

Ninguno dijo nada hasta que llegaron a casa, entendías que Naib intentaba dejar su pasado atrás, pero de igual forma no quitaba el hecho de que te incumbiera. Sabía que debía volver, la idea no le agradaba en lo absoluto, pero si debía hacerlo para asegurarse de que estarías viva y a salvo, lo haría el tiempo que fuera necesario.

—¿Fingirás que no ocurrió nada o vas a contarme de que hablaba ese hombre? –te cruzaste de brazos, negó con la cabeza.

—No voy a arrastrarte a mis problemas, ____ –comenzó a subir las escaleras que se dirigían a la habitación que compartían, lo seguiste.