Wu Chang - Dinámica lV

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Ángel.

—¿Qué te

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—¿Qué te...? –las palabras de Emma se vieron interrumpidas por ti, estabas molesta.

—No preguntes –fue lo único que dijiste mientras presionabas la bolsa de hielo contra tu rostro, dolía más de lo que parecía.

Habían perdido la partida y como consecuencia de esto habías discutido con Emily, la cosa es que ambas se molestaron tanto con la otra que golpeó tu rostro inconscientemente, por supuesto no importaba cuántas veces se disculpara, la ignorabas.

Tocaron la puerta de tu habitación y escuchaste que la abrían, tomaste un zapato y lo lanzaste hacia ella dando por accidente en el blanco.

—¡Auch! –quitaste la bolsa para poder enfocar bien tu vista y encontrarte con Wu Chang parado en la puerta.

—¿Vienes a burlarte? –el golpe era lo que menos te molestaba de todo, lo que te molestaba era que te culpara por perder la partida.

—Para nada, te traje esto. Creí que podría animarte un poco –dejó una bolsa sobre tu cama.

—Oh, gracias –respondiste a pesar de no saber que era lo que contenía, asintió y caminó de regreso a la puerta.

—____, todos sabemos que lo hiciste bien, salvaste más veces que nadie y finalmente cumpliste con tu rol –sonrió levemente y un sonrojo recorrió tu rostro.

—Uh, gracias es muy amable de tu parte –asentiste con la voz temblorosa, solo te pasaba con el cerca de ti.

—Y lo siento por sentarte en la silla cohete, pero Ann no me hubiera perdonado si te dejaba ir –ante su disculpa esta vez fuiste tu quién sonrió.

—Está bien, no te disculpes. Después de todo es lo que debes hacer, ¿no? –hizo una mueca y te miró una última vez.

—Espero que tu rostro mejore, niña –dicho esto cerró la puerta dejándote con la palabra en la boca. Odiabas y al mismo tiempo amabas que te dijera niña.

—Idiota... –murmuraste sabiendo que no te escucharía, dejaste la bolsa de hielo a un lado y tomaste la bolsa colocándola en tus piernas.

Tus manos picaban de la curiosidad por averiguar lo que se encontraba dentro, tu mano se introdujo lentamente en la bolsa y tomaste lo primero que tocó, una hoja. La sacaste de la bolsa y la leíste en voz alta.

—Querida _____, es confuso lo que siento por ti, debería odiarte por siempre fastidiar mis partidas –reíste un poco –pero no es así, realmente te quiero; se lo triste que te encontrabas después de nuestra partida en la iglesia, te conozco tan bien como la palma de mi mano. Así que espero que lo que está dentro de la bolsa te haga feliz, te aprecio demasiado niña.

Tu corazón se encogió con aquellas pocas pero significantes palabras, al volver a meter tu mano a la bolsa sentiste una suave tela que reconociste al instante, era tu suéter; el mismo que habías tirado a la basura horas atrás. Las lágrimas inundaron tus ojos y en cuestión de segundos eras un mar de llanto, saliste de tu habitación y corriste hacia la de el.

La mansión se encontraba dividida en tres partes, la de los supervivientes, los cazadores y la zona de convivencia que en este caso eran el comedor, la sala y una que otra habitación más. Camino a tu destino te encontraste con Jack, a quién prácticamente empujaste fuera de tu camino con tal de llegar en cuanto antes, tocaste un par de veces y apenas abrió la puerta lo tacleaste abrazándolo.

—¡Gracias gracias gracias! –repetías una y otra vez mientras besabas su mejilla.

—Wu, ¿tienes una toalla, la mía se.... –Joseph se quedó estático en la puerta intentando comprender la escena.

Te encontrabas sobre su mejor amigo y lo estabas besando, aclaró su garganta antes de acercarse a la puerta.

—La-lamento interrumpir, voy a cerrar la puerta para que no vuelva a pasar. Le pediréis toalla a Jack, sigan en lo suyo sacudió la cabeza intentando borrar de su memoria lo que acababa de ver y cerró la puerta.

Ambos se quedaron en silencio con sus rostros colorados, te levantaste apenada y le tendiste la mano para ayudarlo a levantar.

—Yo...lo siento creo que me emocioné un poco –miraste al suelo mientras jugabas con tus manos, rascó su nuca.

—No te preocupes, ya hablaré con el –nuevamente un silencio incómodo inundó la habitación.

—Debería irme, mañana tengo algunas partidas y debo estar concentrada –caminaste de espaldas hacia la puerta, simplemente asintió.

Abriste la puerta y la cerraste tras de ti recargándote en ella mientras suspirabas, ahora no tenías ninguna duda de que tú corazón latía fuertemente por el.

Camino a tu habitación te cruzaste con Fiona, quien la verte colocó sus manos en tus mejillas.

—¡Por dios, ____! ¿Qué te ocurrió? –no te dejó responder, pues ya te estaba arrastrando a su habitación. Probablemente para "curar" tus heridas.

—Discutí con Emily –respondiste mientras te sentabas en la orilla de la cama y ella buscaba lo que necesitabas en su baño.

—¿Ella te golpeó? Ya se las verá conmigo –pudiste notar lo molesta que estaba, te quería mucho.

Se acercó nuevamente con una pomada, alcohol algodón y un termómetro.

—¿El termómetro para qué? –preguntaste mientras ella lo destapaba.

—Creo que tienes temperatura, cuando toqué tu rostro estaba hirviendo –como por arte de magia recordaste la razón y reíste, te miró con una ceja alzada.

Bien, aquí la siguiente decisión:

—Contarle a Fiona todo

—Mantenerlo en secreto

Chérie - identity v | o.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora