Víctor Grantz

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Carta.

Víctor no sabía el error que estaba cometiendo cuando leyó mal la dirección a la que debía entregar una carta, dejándola accidentalmente en el buzón de otra persona

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Víctor no sabía el error que estaba cometiendo cuando leyó mal la dirección a la que debía entregar una carta, dejándola accidentalmente en el buzón de otra persona.

Ese día llegaste a casa después de un largo día de trabajo y clases, eras maestra de niños de kinder y primaria, al menos por ahora, estabas a una semana de graduarte de la universidad y podrías conseguir un trabajo que te gustara. No es que enseñar a los niños te molestara, muy por el contrario te agradaba, pero no era lo que querías para ti. Tu intelecto estaba al nivel de un genio, por lo que estabas segura de que conseguirías empleo en un buen lugar con gran paga, eras científica pero te gustaba también la ingeniería, te gustaba mezclar ambas como pasatiempo en tus días más aburridos y como era de esperarse, eras la maestra de ciencias.

Miraste el buzón lleno de diferentes cartas, suspiraste mientras tomabas todas e ingresabas a tu hogar, mantener una casa del tamaño de la tuya con el sueldo de una maestra no era buena idea, comenzabas a ahogarte en deudas y no podías pedir préstamos al banco, pues ya habías solicitado varios para pagar la hipoteca, agua, luz, gas y el vehículo que recientemente habías comprado para trasladarte más rápido.

Eras una gran mente limitada a todo lo que podía lograr por su economía. Te molestaba, antes de comenzar a vivir por tu cuenta tenías una buena vida, tu padre era el dueño de una corporación famosa y tu madre era una exitosa bióloga marina, tu vida marchaba bien hasta que tu madre decidió viajar para continuar escribiendo un libro sobre los animales marinos y desafortunadamente sufrieron un accidente rumbo a su destino que terminó con sus vidas.

A partir de ahí las cosas comenzaron a ir mal para ti, eras muy joven para heredar la empresa de tu padre por lo que sus socios tuvieron que hacerse cargo de ella dejándote a un lado. Te enviaban dinero cada año, pero no lo suficiente para mantenerte por lo que las herencias de tu familia comenzaron a terminarse con rapidez a excepción de los diarios de tu madre y el reloj de tu padre.

Podías venderlo, sabías lo mucho que costaba pero no querías hacerlo, era lo único que te quedaba de el. Ordenaste los sobres conforme ibas a pagarlos y uno llamó tu atención, uno que nunca había llegado a tu residencia.

Que curioso te llamó la atención el papel y el sello en el, al girarlo leíste un nombre Rusell.

Frunciste tu entrecejo y miraste la dirección, lo habían entregado a la persona incorrecta. Lo dejaste sobre la mesa, no te correspondía leerlo, te levantaste del sofá y fuiste a la cocina para preparar algo de cenar.

Cuando volviste a la sala llevabas en tus manos una taza de chocolate caliente y un sándwich de mermelada con crema de maní, era lo más barato en el supermercado y lo que más te llenaba. Te sentaste y encendiste el televisor mientras comenzabas a disfrutar de tu cena, el entretenimiento no te duró mucho pues la señal se fue, habías olvidado que ese día era la fecha límite para pagar el cable.

Chérie - identity v | o.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora