Capitulo 19

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No quiero irme. Pero ya ha llegado el día de volver a casa. Anoche me quedé en casa de Àlex. La escusa, que siempre me quedaba en su casa el día antes de irme si íbamos a tardar mucho en vernos. No hemos dormido mucho. Àlex no quería dormir y tampoco quería dormir mucho su no tan pequeño amiguito. Es imposible resistirse a Àlex. Y por eso en parte me alegro de irme. Si me quedase aquí todo el verano no aguantaría ni a mediados de julio. 20 años aguantando perfectamente y en diez días llega Àlex y me descontrola por completo.

Ya vamos a salir de su casa. Solo me va a acompañar a casa de mi tía. No queremos repetir la escena del último fin de semana. Nos va a llevar al aeropuerto mi tía. Y no quiero irme. No quiero despedirme de Àlex. Prácticamente le estoy diciendo adiós a mi relación con Àlex. Las relaciones a distancia no funcionan y no creo que vuelva.

Me abrazo a él. Y ya no me quiero soltar más. No quiero volver. No quiero vivir en una casa que solo me trae mal humor y problemas. Pero... Mis amigas. Me he olvidado de hablarle a las chicas después de prometerles que les hablaría a menudo. Todavía no le he explicado a Leli que era esa llamada tan rara. Y mi hermano a pasado a interesarse por mí a pasar todo su tiempo aquí con Marc. Me he olvidado de Ari, aunque ella tampoco es que me atendiera mucho a mí.

-No quiero irme.
-Y yo que te vayas, pero tienes que irte Bells.
-No.

Me subo y engancho a él como si fuera un koala. No quiero irme. Y no quiero dejarle atrás. Pero él consigue que me suelte y me deja en el suelo de nuevo.

-Vamos. Vas a perder el avión.

¿Y sí? No sé resistirá a tener lo que estaba deseando durante toda la semana, ¿no? Aprovecho que está despistado para llevarle hasta su cama. Pero se da cuenta de lo que pretendo hacer y se me adelanta.

-Así no. Ahora no Bells. No seas cobarde ahora.
-No sé si voy a volver a verte. Déjame hacerlo.
-No. Así no. Vete a casa.
-Àlex no lo entiendes. Eres el único que me ha hecho sentir así y no quiero irme sin ti.
-Nos veremos pronto. Te lo prometo.
-Quiero quedarme aquí contigo.
-Vete a casa.
-Te llamaré todos los días.- digo ya con lágrimas en los ojos.
-No llores.

Me acerca a él, me besa, y me besa y sigue besándome durante un rato, hasta que oímos a Marc en la puerta fingiendo arcadas.

-Joel está esperando por vosotros. Dice que vais a llegar tarde como no salgáis ya camino a Barcelona.
-Ya voy.

Marc cierra la puerta de nuevo dejando que nos terminemos de despedir y luego sin ganas voy hasta donde está mi hermano. Y justo cuando vamos a salir Àlex aparece corriendo y me da un último beso.

-Vuelve pronto o me caeré en todas las carreras.

Me pongo blanca al instante. No... Caída no. No aguantaría verle caer despues de haberle vuelto a ver. Me sería imposible.

-Es broma. Intentaré ganarlas todas por ti.
-Con que no te caigas me conformo.

Nos damos un pico rápido y salgo arregañadientes de casa de Àlex. A saber cuándo volveré a verle.

No quiero volver a casa. No quiero llegar a Barcelona, coger el avión y volver a Tenerife. No quiero ver a mi padre. No quiero ver a nadie. Solo quiero dar media vuelta y decirle a Àlex que me acoja en su casa.

El vuelo se me hace eterno. Joel y yo estamos separados. Ya echo de menos a Àlex y temo por la reacción de mi padre cuando nos vea en casa de nuevo.

Estoy muy nerviosa. ¿Y si me hechan de casa? Mejor no pensar en ello. Pero me es imposible no pensar en ello al ver a mi padre esperándonos al salir del avión. ¿Cómo se ha enterado? ¿Qué hace aquí? ¿Me voy a morir? ¿No puedo coger un avión e irme a Barcelona de nuevo?

-Ya que no me contestas te vengo a buscar.
-¿Cómo...?
-Adémas de lo discretos que habéis sido Àlex y tú, que el mismo día que te fuiste vi a Leticia. Así que no te habías ido a Madrid con ella.
-Yo...
-¿Tan difícil era decir que ibas a ver a tu novio? Sé que seguías en contacto con Ariadna y tu tía. No era tan difícil descubrir que con ellos también.
-Pues estás muy equivocado. Ni Àlex es mi novio, ni había estado en contacto con él estos años. Quiero irme a casa.

Ya no hablo más hasta que llegamos a casa, y aún allí no hablo. Me meto en mi habitación con mi maleta y mi mal humor.

Estoy tan mal y cabreada que cuando Joel entra en la habitación casi lo saco a gritos y empujones.

-No estoy de humor Joel.

Veo volar algo y cuando me fijo son unas llaves.

-¿Qué es esto?
-Las llaves de la casa de Lleida.
-¿Qué?
-Papá parece que por fin se ha dado cuenta de que no eres una niña y de que no puede alejarte de la gente que quieres.
-No... No entiendo nada.
-Aqui está tu oportunidad de volver a Lleida. Y solo está en tus manos.
-¿Me estás tomando el pelo?
-No.

Me tiro a sus brazos y lloro. Lloro de alegría. Lo menos que esperaba al volver a Tenerife era esto. Lo primero será ir solicitando plaza en la universidad. Aunque ahora tengo que llamar a las chicas para ponernos al día, y para contarles las novedades. Que nervios. ¿Entenderán que quiera volver? Quizás si no hubiera vuelto a Lleida, y no hubiera vuelto a ver a Àlex la idea de volver a Lleida dejandolas atrás no me terminaría de llamar, pero haber vuelto a ver a Àlex... necesito volver. Estar cerca de él.

El Destino Llama A Tu Puerta. (EDLlATP 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora