Capitulo 23

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Estoy, muy, muy, pero requete muuy nerviosa. No puedo más con los nervios que tengo. Y no ayuda que Àlex me llamase hace 5 minutos. Estaba tan nerviosa que creo que he hecho el idiota bastante. Leli no podía parar de reírse cuando he cortado la llamada.

El Ferry está a punto de zarpar rumbo a Huelva. ¿Y si Àlex no se alegra de verme cuando lleguemos? ¿Y si se enfada porque no le he dicho nada antes? Y mientras yo me deprimo sin necesidad, Leli está que se tira por la borda del barco de las ganas de llegar a Huelva, y luego a Lleida, que tiene.

-Relájate que Marc se va a enamorar de ti al instante.
-Sí, claro.
-Ten fe. Ya te ha invitado a Alemania sin conocerte.
-Porque se lo has pedido tú.
-Yo le he dicho sí mi amiga se podía ir conmigo. Ha sido él quien ha preguntado si eras tú.

Ya Leli no dice nada más. El ferry sale por fin del puerto y aunque intentamos no aburrirnos es imposible. Las dos estamos locas por llegar a puerto y salir zumbando a Lleida. Aunque eso no evita que nos acabe entrando el sueño entre las horas de viaje y lo tarde que se va haciendo el día.

Pero a mí me es imposible dormir. Àlex no desaparece de mi cabeza en toda la noche. Y por la mañana parece que me hayan dado una paliza gigante. Leli se preocupa. ¿Y quién no? No es normal los nervios que tengo a como reaccionará Àlex al verme. Pero no hago más que pensar que me va a odiar por no haberle dicho nada.

-¿Qué pasa?
-Àlex. Tengo miedo a que reaccione mal al saber que vuelvo.
-¿Por qué iba a tener que reaccionar mal?
-No le he dicho nada y nos vamos a presentar en su casa en unos días para decirle que voy a quedarme una buena temporada.
-Le encantará tenerte ahí con él. Estoy segura.
-Pero no le he contado nada.
-Eso no importa. Yo me quedaré en casa, ¿no?
-Claro que no. Tú vienes conmigo a Cervera y te quedas hablando con Marc. No te voy a dejar sola en mi casa mientras yo paso tiempo con esos dos.
-Vale.

Pasamos el resto del día en el barco dando vueltas por la cubierta e intentando entretenernos, hasta que por la noche, 37 horas después de salir de Tenerife, llegamos por fin a Huelva.

Aún nos queda mucho camino. Más de 9 horas hasta llegar a Lleida. Por eso hemos descansado por la tarde en el Ferry para poder seguir al llegar. Comemos antes para espabilar un poco y porque las tripas ya pedían a gritos comer y una vez llenas y despejadas ponemos rumbo a Lleida. Aunque a las 3 de la mañana muertas de sueño y cansadas decidimos parar en Madrid y descansar hasta dentro de unas horas en casa de Leli.

Me toca dormir en la cama con ella, pero me importa un pimiento. Además tampoco se está tan mal. Aunque su familia no parecía muy feliz de que viniera solo a dormir y luego se fuera por la mañana rumbo a saber dónde. Que se aguanten, Leli ya es mayorcita para saber lo que hace. Y me la pienso llevar a conocer Marc como Mireia que me llamo.

Apenas dormimos 4 horas, pero no podemos pararnos mucho más si queremos llegar a Lleida cuanto antes. Les cogemos prestadas un par de galletas en la cocina a sus padres y a las 7:30 de la mañana salimos de casa de mi amiga rumbo a Lleida.

Las dos nos morimos de ganas de llegar. Está tarde o como mucho mañana, iremos a Cervera. Qué ganas de ver a Àlex. Y Leli de poder conocerlos a los dos, aunque más a Marc.

Y a las 12:00, estamos por fuera de mi casa ya. Que recuerdos de cuando era una niña. Los fines de semana que despertaba a mis padres a saltos para que me llevaran a ver a Ari (o más bien a Àlex). Las Navidades en familia. Las noches sin dormir con Joel. Mi padre no dejaba nunca de decirme lo mucho que babeaba a Joel cuando él me cogía solo siendo un niño pequeño de 3 años. Y yo un bebé larguilucho que miraba a su hermano con ganas de no separarme de él. Más de una vez dicen que use las uñitas para aferrarme a Joel aún teniendo hambre. Así que le tocaba a mí hermano darme el biberón. Pero ya no soy un bebé. Tengo 20 años y vengo a hacer mi vida junto a la gente de la que me apartaron.

Al entrar en casa me esperaba encontrar algo parecido a un nido de polvo y suciedad. Pero no hay nada a la vista que necesite una limpieza a fondo. Es como si la hubieran limpiado hace poco sabiendo que yo iba a volver. Y es justo lo que ha pasado. Ari y mi tía han venido desde Cervera y le han metido la limpia necesaria a esta casa después de 14 años. Cuando las vea les daré las gracias. Mataré a Joel por avisarlas de que volvía. Quería que para ellas también fuera una sorpresa. No hay rincón que no esté limpio. Y hasta han llenado la nevera y la alacena con todo tipo de comida.

Enseguida les mando un mensaje dándoles las gracias por limpiar y hacer la compra. Y cuando me doy cuenta Leli ya ha salido corriendo a ver las habitaciones. No es una casa pequeña. Pero eso a mí me da igual, como si fuera un apartamento de esos que tienen todo junto. Lo importante de esta casa es que era de mi abuelo, y que fue en la que me crié.

-Dios esto es gigante.
-Te puedes quedar la de matrimonio. A lo mejor te hace falta.
-¿Me crees capaz de traer a Marc aquí?
-¿Sinceramente?
-Sí.
-No. No creo que fueras a esperar el trayecto que hay desde Cervera solo para tirartelo.
-¿No prefieres cogerte tú esta? Es tu casa y...
-Prefiero mi habitación.

Salgo camino a esta y una sensación de nostalgia me invade. Está igual a como la dejé. Algo infantil la verdad, pero es mi habitación. Al final nos tumbamos las dos en la cama de matrimonio y nos dejamos dormir hasta por la tarde. Merendamos algo ligero para luego poder cenar en condiciones. Mañana iremos a Cervera. Espero que Àlex no reaccione mal por querer darle una sorpresa.

El Destino Llama A Tu Puerta. (EDLlATP 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora