Capitulo 73

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Ha pasado un mes después de la última revisión. Estoy en la cama con mi portátil intentando escribir un proyecto que he estado haciendo desde que estaba en Bachillerato y que ahora con el embarazo le he puesto más ganas y he querido intentar terminarlo, por lo menos saber que está acabado.

Marc está de Test en Tailandia, como el año pasado por estas fechas. Ya debe estar acostumbrado a pasar su cumpleaños sobre ruedas y lejos de todos. Porque sí, hoy es el cumpleaños de Marc. Y tengo a Leli dando vueltas por casa, en vez de en clase, desde que se ha ido Marc para que Àlex pueda ir a entrenar más o menos tranquilo.

-¿Qué es eso con lo que estás tan concentrada?
-Estoy intentando escribir un libro. Ya está casi acabado. Solo me queda echar un último repaso a todo y darlo por acabado.
-¿Lo vas a intentar publicar?
-No. Solo era una diversión-entretenimiento durante Bachillerato y la carrera. Las clases me aburrían y me ponía a escribir en una hoja y luego lo pasaba al ordenador.
-¿Puedo leerlo?
-Sí quieres. Te dejo el portátil, voy al baño que estas dos no me aprietan más la vejiga porque es imposible.
-Cuándo menos te lo esperes ya están fuera.
-Sí.

Me levanto cómo puedo de la cama y voy hasta al baño, donde al llegar a la puerta me da un dolor que me recorre desde la parte baja de la columna vertebral hacia abajo. Pero no le hago caso. No ha sido nada extremadamente fuerte, si raro, pero no que no se pueda aguantar.

Después de ir al baño vuelvo a la cama donde Leli está leyendo el supuesto libro. Le quito el portátil para terminar el epílogo y se lo guardo en PDF para que pueda leerlo desde su móvil.

El dolor de antes de repite por momentos, y cuando llega Àlex de entrenar es cuando creo darme cuenta de lo que está pasando. Me he tenido que levantar de la cama porque el dolor parecía más intenso allí o quizás porque cada vez es más fuerte. Hasta que oigo llegar a Àlex y me obligó a caminar hasta la puerta.

-Àlex. Necesito que me lleves al hospital.
-Tumbate un rato. Estar de pie no creo que te ayude a estar mejor.
-Àlex creo que me estoy poniendo de parto.
-¿De parto? Si aún quedan dos meses. Vete a la cama Bells. Me doy una ducha y hablamos.
-Por favor.
-¿No puede esperar 5 minutos? Estoy que apesto Bells.
-Vale.

Intento volver a la cama. Pero no estoy cómoda, y Leli está tan entretenida con lo que he escrito que ni se da cuenta de mis caras de dolor.

Àlex tarda lo que me ha dicho. 5 minutos y ya está de vuelta en la habitación. Limpio y vestido de nuevo. Intento levantarme de la cama, pero justo llega el dolor de nuevo, más fuerte que nunca y eso ya llama la atención de Àlex.

-¿Cuanto llevas así?
-Quizás un par de horas. Cada vez es más fuerte.
-Relájate. No tiene por qué ser ya. Quizás solo...

Se interrumpe al ver que vuelve a dolerme y está vez el dolor viene acompañado de humedad. La cama acaba de quedarse empapada debajo de mí. No sé si quiero llorar o matar a Leli que sigue con el teléfono y al notar la cama mojada solo ha sido capaz de soltar que si no llegaba al baño.

-¡¡NO ES PIS JODER!!

Y mi grito parece encenderle la bombilla de la cabeza a ambos. Acabo de romper aguas. Las niñas están a punto de nacer.

Vamos al coche lo más rápido que me es posible, tanto que Àlex por poco no se lleva por delante a Stich de lo nervioso que estaba. No he llegado ni a las 32 semanas, que cumplía mañana. ¿Y si les pasa algo a las niñas?

De camino al hospital Leli se encarga de llamar a Marc, la verdad no sé porqué, para decirle que vamos de camino al hospital y que las niñas ya van a nacer.

Y aunque pensé que nos pegaríamos todo el día esperando a que nacieran, no hizo falta ni media hora para que naciera Laia. Morenita como su padre, del que no se despega. El problema llega cuando su hermana pequeña tiene que salir, porque en la última eco aún no se había dado la vuelta. Mi pequeña Lara es muy posible que venga de culo y entre el esfuerzo de sacar a Laia y lo nerviosa que me pone saber que la niña es posible que no esté de la mejor manera... No sé si seré capaz de aguantar.

-Todo va a ir bien. Solo tienes que estar tranquila Bells.

Hago caso a Àlex que sigue con nuestra pequeña en brazos e intento relájarme. Hasta que nos dicen que ven asomar la cabecita de Lara. Pero Lara no quiere salir. Empujo, y empujo, pero la niña no sale como lo ha hecho su hermana mayor. Así que al ver que no sale bien, los médicos se ven obligados a cortar para asegurar la salida de la niña antes de que se quede morada ahí dentro. Ahora si sale cuando empujo, y cuando la oigo llorar me da igual los puntos que vayan a tener que darme. Ya está aquí mi rubita. Mi pequeño milagro. No quiero despegarme de mi hija pequeña, casi me la tienen que arrancar de los brazos para hacerle las pruebas necesarias para saber si está bien. Y aunque no pasa de las 31 semanas la pequeña está mejor que una de 40.

La noche en el hospital pasa rápido y nos sorprendió un desesperado Marc al día siguiente, qué se moría por ver a sus sobrinas. Àlex tiene a Lara cuando llega. Y yo andaba dándole el pecho a Laia. Casi me la arranca sin darle igual que la niña tenía que comer. Tuvo que darle Àlex a Lara, la misma que intentaba dormir después de comer. Pero la cara de Marc babeando al ver a su sobrina es para enmarcar. Son su regalito de cumpleaños. Hubiera preferido que hubieran nacido para el de Àlex, pero así están más mayorcitas en la boda de Marc y Leli que es en julio.


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Bueno hasta aquí el capítulo. Se me ha ido un pelín la pinza pero bueno, aquí está el capítulo. Y el que subiré el fin de semana será muy especial. Al menos para mí, es el capítulo que cerraba la novela en la anterior edición de la novela. Pero tranquilos que no se acaba aún. Todavía le quedan muchos más y un epílogo. A ver si os gusta cómo voy sacando la novela del próximo capítulo en adelante.

El Destino Llama A Tu Puerta. (EDLlATP 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora