22 - ¡NO FUNCIONÓ!

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¡Estoy exhausta! — Suspiró por el cansancio la omega, sujetando fuertemente una mochila de color rosa. — Hoy fue un día agotador Sa Hye... El maestro se pasó de ávaro, nos dejó un montón de tarea. — Protestó con demasiada ternura.

Sa Hye sonrió ampliamente viendo a su mejor amiga hacer berrinche por las tareas que les había dejado el maestro Zhu. Sa Hye junto a su amiga caminaban de regreso a sus respectivas casas. Vivían junto a lado de la otra, por ese motivo podría decirse que eran las mejores amigas desde la infancia.

La dulce omega de hermosa cabellera larga y ondeada de color negro azabache, de bellos ojos negros y poseedora de una suave piel lechosa, era la envidia de toda la manada, muchos la querían como pareja. Las alfas, betas y omegas la envidiaban por ser una tierna y linda omega como las diosas del Olimpo, que si no fuera por Zeus las mismas diosas terminarían matándola por su resplandeciente belleza.

— No soy buena para las matemáticas. — Hizo una extraña mueca.

— Hola mi amor... Llegas tarde. — Dijo el alfa con una sonrisa.

La omega rodó los ojos disgustada al ver de nuevo a ese intimidante y dominante alfa. El hombre no perdía el tiempo de cortejarla y perseguirla por todo lado como si fuera un maldito acosador, era demasiado insistente y agotador lidiar con el por todo lado. Ella no estaba interesada en él, pero ni así el hombre dejaba de acosarla y fastidiarla, le resultaba demasiado molesto.

— Este día no podría ser peor. — Dio un largo suspiro, pues estaba incomoda. — Te he dicho mil veces que no me digas así, no me gusta. — Gruñó enojada.

— No te enojes, preciosa... Si de todas maneras soy tu alfa, tarde ó temprano serás mía. — Replicó con una sonrisa llena de superioridad.

— ¡Oye tú! Ya deja a mi amiga tranquila. — Interrumpió Sa Hye con cierta molestia. — Deberías de cuidar de tu alfa embarazada, muy pronto te dará un heredero... No sé porque vienes a molestar a mi amiga cuando ya tienes pareja.

— Eso a ti, no te importa. — Utilizó su voz de mando que intimidó a Sa Hye, quien se encogió de hombros. — Mi pareja a penas de a luz, dejará este mundo. — Comentó cómo sin nada. Realmente no le importaba los demás, nada más que él mismo. — Por eso quiero, que ésta preciosa omega sea la madre de mis cachorros.

La omega sonrió de medio lado por lo molesto que sonó aquello, pues ese alfa era demasiado arrogante. Realmente no le importaba su pareja, ni mucho menos su cachorro que venía en camino.

Tomó un poco de aire antes de responder.

— Prefiero mil veces a un beta, antes que a ti. Yo no voy a ocupar el lugar de tu alfa después de su muerte. ¿Sabes porque? Porque ella también merece que tú la trates como un ser humano y también merece respeto por ser tu pareja, para eso la elegiste, ¿no?

— ¡Yo no la elegí! — Se defendió con excusas baratas. — Y tú lo sabes... Mis padres la imponieron ante mí, y tuve que acatar sus órdenes.

— Sea cual fuese las circunstancias, ella es la madre de tu cachorro... Así que no la menosprecies como si fuera un trasto viejo. — Dijo tratando de que sus palabras sonaran como un consejo. — Yo jamás te dije que... eres mi alfa. — Tú me lo arrebataste.

— Escúchame por favor. — Agarró la mano de la omega, quien inmediatamente se zafó de su agarre. — Tú, tú... ¿También estás esperando un cachorro?

¡Te Protegeré Mi Omega! [Omegaverse] TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora