75 - SECUESTRO/SEGUNDA PARTE

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El menor abrió lentamente sus ojos y esperó unos cuantos minutos que su vista se aclarara a la luz del ambiente. Vio todo a su alrededor, estaba en una habitación obscura y vieja, el olor a hongos le golpeó directamente en la nariz y estornudó por la humedad, ya que sus ojos azules miró la pintura desgastada de las paredes debido a la intensa humedad que se filtraba por ahí, apenas había una pequeña ventana en forma de tragaluz donde difícilmente se colaba la luz de allá afuera, quizá el lugar yacía abandonada en medio de la nada. Quiso frotar su cabeza por el dolor punzante que sentía en toda la extensión de sus sienes, pero unas cuerdas presionaban fuertemente sus muñecas que le hizo gruñir. Se vio a si mísmo, estaba atado de pies y de manos en una larga mesa rectangular... y totalmente desnudo con las piernas separadas.

Una ventisca fría recorrió por todo su cuerpo que le hizo temblar hasta las células. Sus ojos se aguaron al verse de esa manera, le habían despojado de todas sus prendas cuando estaba inconsciente. Sintió que su parte baja estaba mojada y le ardía, y de esa zona erógena escurría una esencia que no era suya. Se olfateo y olía a Alfa, pero no era el olor de Jung Min. Sus lágrimas no demoraron en salir y empapar todo su rostro, le habían violado.
Se sintió sucio, usado e inútil, no había protegido su propio cuerpo de ese Alfa degenerado que lo tocó sin su consentimiento. Su mente le jugó sucio y Jung Min de seguro lo votaría a la calle junto a sus cachorros por haber estado con otro Alfa. Sabía que no era su culpa, pero desafortunadamente tuvo que ser tratado como un Omega más del montón.
Aunque fuera echado a la calle como un perro, había un rayito de esperanza que iluminaba su vida... sus hijos que aún se movían dentro de su vientre, por suerte ése Alfa no tuvo la desfachatez de arrebatarle a los que más amaba en este mundo después de su Alfa.
Su Omega gris como la plata aulló de dolor mirando a la luna azul, y se hizo una pequeña bolita en lo más profundo de su pecho escondiéndose del mundo y de todos por haber sido humillado.

— Que bueno que despertaste putita.

Una voz gruesa y profunda lo alertó, y giró ligeramente su cabeza para ver de quien se trataba. El hombre salió de las sombras con una cínica sonrisa de triunfo y lo olfateó, ése era el olor del Alfa que estaba impregnado en su cuerpo.

— ¿Porqué me hizo ésto? — Reclamó el menor con los ojos aguados.

— En un principio... Pensé en no hacerte nada, pero no me pude resistir a tu delicado y apetitoso cuerpo. Ahora entiendo por qué Jung Min perdió la cabeza por un Omega, ya que anteriormente los detestaba... Eres mejor que una Omega mujer, pequeño Kim Hyung Jun.

— Usted es un maldito. — El menor le miró al Alfa con mucho odio.

— ¿Me pregunto? Si el cuerpo de tu hermano será tan apetitoso así como el tuyo. — Kim Sang Ho relamio sus labios y dibujó en su mente el cuerpo desnudo de Young Saeng.

— No se atreva a hacerle daño a mi hyung, psicópata, enfermo mental. — Gruñó el Omega enojado.

— ¡Cállate! — Utilizó su voz de mando que intimidó al pequeño Omega, quien se puso a llorar cómo un bebé. — Quiero que llames a tu hermano y le digas que venga por ti... Pero SÓLO. — Lo último resaltó con autoridad.

— ¡No!

— ¿No? — Cuestionó con una sonrisa bastante maligna. — ¿Quieres tener una segunda ronda conmigo?

— No, por favor... ¡Auxilio! ¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme por favor! ¡Qué alguien me ayude! — Gritaba el menor llorando, ya que sentía esas manos callosas del Alfa tocarle su húmeda entrada sin pudor alguno. — No, no me toque... Suelteme por favor.

¡Te Protegeré Mi Omega! [Omegaverse] TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora