𝒩𝑜𝓋𝑒𝓃𝓉𝒶 𝓎 𝓈𝑒𝒾𝓈

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𝔚𝔢 𝔴𝔞𝔫𝔱 𝔱𝔬 𝔰𝔢𝔢 𝔥𝔦𝔪!

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𝔚𝔢 𝔴𝔞𝔫𝔱 𝔱𝔬 𝔰𝔢𝔢 𝔥𝔦𝔪!

Omnisciente

A Hermione y Dakota no se les pasó el enfado de la noche a la mañana, de modo que al día siguiente se comunicaron con ellos mediante miradas asesinas y deliberados silencios. Ron reaccionó adoptando una actitud en extremo contrita cuando ellas estaban presente, para demostrarles que seguía arrepentido. De hecho, cuando estaban los cuatro juntos, Harry se sentía como un intruso en un funeral con muy pocos dolientes. Sin embargo, durante los escasos momentos que ambos amigos pasaban a solas cuando iban a buscar agua o setas entre la maleza, Ron se mostraba pleno de entusiasmo.

—Alguien nos ha ayudado, Harry —decía una y otra vez—. Alguien que está de nuestra parte envió esa cierva. ¡Y ya hemos destruido un Horrocrux, amigo!

Animados por su reciente victoria contra el guardapelo, se dedicaron a debatir las posibles ubicaciones de los otros Horrocruxes, y, aunque ya habían discutido mucho sobre ese asunto, Harry se mostraba esperanzado y tenía la certeza de que al primer éxito le seguirían otros. No permitiría que el malhumor de Hermione y Dakota le estropearan el optimismo, pues estaba tan contento con su repentino cambio de suerte (la aparición de la misteriosa cierva, la recuperación de la espada de Gryffindor y, por encima de todo, el regreso de Ron) que resultaba difícil seguir poniendo aquella cara tan seria.

A última hora de la tarde, ambos volvieron a escaparse de la torva presencia de las chicas con el pretexto de recoger moras entre los desnudos matorrales de los alrededores de la tienda, y siguieron intercambiando noticias. Harry ya había conseguido contarle a su amigo toda la historia de sus andanzas con Hermione y Dakota, incluyendo lo ocurrido en el Valle de Godric; le correspondía ahora a Ron ponerlo al día de lo que hubiera descubierto sobre el mundo mágico en las semanas que había pasado lejos de ellos.

—¿Y cómo se enteraron de lo del tabú? —preguntó Ron después de relatar los muchos y desesperados intentos de los hijos de muggles de eludir al ministerio.

—¿Enterarnos de qué?

—¡Hermione, Dakota y tú ya no llaman a Quien-tú-sabes por su nombre!

—¡Ah, ya! Bueno, es una mala costumbre que hemos tomado. Pero yo no tengo ningún inconveniente en llamarlo Vo...

—¡¡No!! —El bramido de Ron provocó que Harry pegara un salto hacia un arbusto, Dakota, que estaba sentada afuera de la tienda leyendo, se le cayera su libro y Hermione (que también estaba con la nariz pegada a un libro en la entrada de la tienda) los miró con ceño—. Perdona —se disculpó y ayudó a su amigo a salir de las zarzas—, pero ese nombre está embrujado. ¡Así es como le siguen la pista a la gente! Si lo pronuncias se rompen los sortilegios protectores y provocas una especie de alteración mágica. ¡Fue así como nos encontraron en Tottenham Court Road!

𝒟𝒶𝓀𝑜𝓉𝒶//𝒟𝓇𝒶𝒸𝑜 ℳ𝒶𝓁𝒻𝑜𝓎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora