𝒞𝒾𝑒𝓃𝓉𝑜 𝒹𝑜𝒸𝑒

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ℑ𝔱'𝔰 𝔬𝔳𝔢𝔯

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ℑ𝔱'𝔰 𝔬𝔳𝔢𝔯

Omnisciente

En cuestión de segundos reinó el caos: los centauros cargaron contra los mortífagos y los obligaron a dispersarse; la gente corría en todas las direcciones para no morir aplastada bajo los pies de los gigantes, y con tremendo estruendo se acercaban los refuerzos venidos de quién sabía dónde. Dakota distinguió unas enormes criaturas aladas —thestrals y Buckbeak— que volaban alrededor de las cabezas de los gigantes de Voldemort, arañándoles los ojos, mientras Grawp les daba puñetazos y los aporreaba. Por su parte, los magos, tanto los defensores de Hogwarts como los mortífagos de Voldemort, se vieron obligados a refugiarse en el castillo. Dakota lanzaba embrujos y maldiciones a todos los mortífagos que veía, los cuales se desplomaban, y la multitud los pisoteaba al batirse en retirada.

Voldemort, buscaba a Harry, pero obviamente no lo encontraba, por lo que estaba en el otro extremo de la estancia, arrojando hechizos a diestro y siniestro mientras se retiraba hacia el Gran Comedor sin dejar de gritarles instrucciones a sus seguidores.

Más y más gente subía en tropel los escalones de piedra que daban al Gran Comedor. Dakota vio a Charlie adelantando al profesor Slughorn, que todavía llevaba su pijama verde esmeralda. Por lo visto habían regresado al castillo a la cabeza de los familiares y amigos de los alumnos de Hogwarts que se habían quedado para luchar, junto con los comerciantes y vecinos de Hogsmeade. Los centauros Bane, Ronan y Magorian irrumpieron en el comedor con gran estrépito de cascos, y la puerta que conducía a las cocinas se salió de los goznes.

Los elfos domésticos de Hogwarts entraron atropelladamente en el vestíbulo gritando y blandiendo cuchillos de trinchar y cuchillas de carnicero. Kreacher iba a la cabeza, con el guardapelo de Regulus Black colgado del cuello y rebotándole sobre el pecho, y su croar se distinguía a pesar del intenso vocerío: "¡Luchen! ¡Luchen! ¡Luchen por mi amo, el defensor de los elfos domésticos! ¡Derroten al Señor Tenebroso en nombre del valiente Regulus! ¡Luchen!"

Al lado de Kreacher, iba Dobby, que ya se veía mejor.

Los elfos arremetían sin piedad contra las pantorrillas y los tobillos de los mortífagos, que caían como moscas, superados en número y abrumados por las maldiciones, al tiempo que se arrancaban flechas de las heridas, recibían cuchilladas en las piernas, o simplemente trataban de escapar, aunque eran engullidos por aquella horda imparable.

Pero la batalla todavía no había terminado.

Voldemort estaba en medio de la refriega, atacando a todo el que se le pusiera a tiro.

El Gran Comedor estaba cada vez más abarrotado, pues todos los que todavía podían andar se dirigían hacia allí como una riada.

Dakota vio cómo George, Fred y Lee derribaban a Yaxley; cómo Dolohov caía lanzando un alarido, atacado por Flitwick, y cómo Hagrid arrojaba de una punta a otra de la estancia a Walden Macnair, que se estrelló contra la pared de piedra y cayó inconsciente al suelo. Lupin, Ron y Neville abatieron a Fenrir Greyback; Aberforth y Tonks aturdieron a Rookwood; Mer, Arthur y Percy tumbaron a Thicknesse. Lucius y Narcissa, sin intervenir en la lucha, corrían entre el gentío llamando a su hijo a voz en cuello. Pero a Draco no se le veían intenciones de alejarse de Dakota. Hasta que la chica le dijo que fuera con ellos, esto para no preocuparlos y porque el chico no tenía varita, ya que la suya se la había dado a Harry.

𝒟𝒶𝓀𝑜𝓉𝒶//𝒟𝓇𝒶𝒸𝑜 ℳ𝒶𝓁𝒻𝑜𝓎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora