Evan
Llevo más de treinta minutos leyendo y releyendo la exposición que preparé para la clase de inglés. Me la pasé sábado y domingo escribiendo acerca de Danica y lo más difícil fue pasarlo a inglés. Trato de pronunciar como creo se pronuncia, pero solo siento que haré el ridículo.
Después de lo que pasó el viernes, supe que tenía una oportunidad más con Danica. Durante toda la semana pasada no quería escucharme, pero hoy lo hará, así no quiera.
Me molesta tener golpes en la cara, de nuevo. Me da vergüenza aceptar que me emborraché, pero valió un poco la pena. De no haber tenido esa cantidad de alcohol en el cuerpo, me habría defendido y Danica me estaría odiando más ahora mismo. El mayor problema ahora son mis papás y el castigo que me pusieron, pero no es novedad.
Me senté en mi lugar y solo pedía al cielo que Danica me perdonara con esta exposición. Después de haber escrito estas palabras, sentí que me iba a volver loco en cualquier momento de no saber cómo estaba.
Derek entró al salón y tenía una venda en su mano derecha. Sentí un poco de molestia, pero recordé que gracias a él Danica me demostró que quedaba un poco de esperanza en lo nuestro. Estuve pensando en si decirle o no al director académico lo que hizo, pero no soy soplón. Opté por el silencio en esta oportunidad. A la próxima no seré tan buena gente, porque no lo soy. No con imbéciles como el.
Michael llegó y me dio la mano en saludo. Estuvimos juntos ayer, se metió por mi ventana a mi cuarto por primera vez en toda nuestra amistad, ya que mis papás no lo dejaron entrar a la casa por mi castigo.
La profesora también llegó y comenzó a llamar a las personas que tenían que salir a exponer. Entre ellos estaba yo. Vi a Danica voltear a mirarme y sentí nervios. Soy Evan, puedo hacer esto. Respiré hondo y miré el bendito papel, sigo sin entender una mierda. Lo arrugué y me paré de mi sitio.
—¡Tenemos un voluntario! —habló la profesora y todos voltearon a mirarme. Danica se volteó dándome la espalda y yo caminé al frente.
—Voy a ser sincero —reí—. No sé inglés así que solo lo diré en español porque es importante —miré a Danica—. Me toca hablar de la persona más increíble que he conocido en toda mi vida —todos miraron a Danica al mismo tiempo. Danica se puso algo roja, pero no sonrió.
Miré a la profesora y como no me detuvo decidí seguir hablando. Al ver esos ojos azules mirándome olvidé por completo lo que iba a decir, así que improvisé.
—Cuando llegaste al colegio y hablé contigo por primera vez, supe que no te caía bien —reí—. Me di cuenta que eras diferente a las demás chicas con las que había conversado alguna vez —me miró—. Eres la chica más inteligente, talentosa y graciosa con la que me he cruzado y tengo la suerte de tenerte en mi vida aunque ahora mismo no quieras hablarme —miré a la profesora pensando que estaría molesta, pero estaba sonriendo—. Sé que puedo ser un idiota a veces, Danica —volví a mirarla—. Pero eres tan increíble que hiciste que quiera cambiar para no volver a decepcionarte. ¿Puedes creer que hice esta exposición en inglés durante todo el fin de semana? Jamás en mi vida había hecho una tarea —rio—. Me enseñaste que el amor existe y me hiciste afirmar la frase de "nunca digas nunca" —sonreí—. No quiero pasar ni un día más peleado con la única persona que me escuchaba —miré a Michael—. Además de ti, no te molestes —todos rieron—. No quiero pasar un día más sin escuchar que me llames insoportable, sé que lo soy —seguí cuando todos dejaron de reír—. Quiero seguir conociéndote. A tú ritmo, como tú lo desees —se le llenaron los ojos de lágrimas—. Quiero que sigamos haciendo locuras como escaparnos a la playa, quiero que seas tú, Danica, la única con la que comparta mí día a día. No me tardé nada en darme cuenta que valías la pena, por eso decidí no rendirme contigo. Y te perdono, no me importa que hayas hecho lo que hiciste. Vale más lo que me dijiste en la playa ese día, vale muchísimo más escuchar tu risa y verte aferrada a tu cuaderno rosado cuando estás nerviosa o verte comer un chocolate cada vez que algo está preocupándote —se secó las lágrimas—. No lo dije antes, pero para mí era imposible entender un ejercicio de matemática y...tú fuiste la única que consiguió que entendiera a la primera. Es un hecho de que eres especial, Danica Jones. No quiero verte triste y menos por mi culpa. Quiero que confíes en mí y en que esta vez todo será diferente —suspiré—. ¿Me perdonas? —pregunté finalizando mi exposición.
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Una vida contigo
Novela JuvenilEvan Radeguieri, un chico de 18 años tiene que luchar con los cambios de su último año escolar. Con un pasado complicado y un futuro desconocido, conoce a la chica de sus sueños y la vida parece tener un sentido distinto. Fan page en Instagram: http...