Capítulo 30

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Evan

Terminé de pegar el moño en la caja y escuché la risa de Lucía detrás mío.

—Nada mal —lo arregló un poco.

—Espero le guste —sonrió.

—Estoy segura de que así será —miramos a Michael que estaba sentado en el sillón.

—¿A qué hora tenemos que irnos? —miré el reloj de mi muñeca y abrí los ojos.

—En media hora, me voy a bañar —salí de la sala y subí las escaleras hasta mi cuarto.

Hoy es el cumpleaños de Danica. 

Durante toda la semana pensé junto con Michael y Lucía que regalarle porque quería que fuera algo especial. Entonces a Lucía se le ocurrió hacer un álbum con nuestras fotos y dejar espacios en blanco para las que quedaban por tomar. También le compré una caja llena de pinturas que quería hace un tiempo y unas zapatillas de ballet nuevas, aunque sé que no las necesitaba, pero Michael y yo las vimos y fue inevitable no comprarlas.

Saqué ropa del cajón y al cerrarlo me di cuenta de que ya habían pasado dos meses exactamente desde que me fui de mi casa, dos meses desde que llegué a este nuevo cuarto y el cajón sigue igual de desordenado.

No tengo señales de vida de mis papás. He visto a Kiara en el colegio y se ve normal, como siempre. Supongo que mis papás estarán igual, incluso felices de que yo ya no esté ahí. Gracias a que mis notas mejoraron, el director académico no ha tenido que llamarlos y ahora sólo temo de que se aparezcan en la graduación.

Han sido dos meses difíciles, pero estoy emocionado de que por fin terminará el colegio. Tengo suerte de tener a alguien como Danica y Michael a mi lado. Sin ellos, estaría perdido y seguramente fuera del colegio tratando de sobrevivir debajo de un puente. Sigo sin creer que vaya a graduarme, lo veía tan lejano y casi imposible. Lo único malo de fin de año es que no veré a Danica todos los días como ahora, y aunque no lo hayamos mencionado, sé que se siente igual que yo.

Iba a entrar al baño, pero Michael entró al cuarto y cerró la puerta.

—¿Qué pasó?

—Pensaba decírtelo luego, pero es mejor ahora —fruncí el ceño—. Tomé una decisión y quiero compartirla contigo.

—Me parece genial hermano, pero no entiendo la seriedad —reí, pero él no.

Se está demorando más de lo normal en hablar y me comencé a preocupar.

—Michael habla.

—Nos vamos a mudar —me quedé en silencio—. ¡Juntos, al departamento, luego de la graduación! —comenzó a reír y me abrazó. Yo seguía sin moverme.

—¿Qué? —reí y me alejé de él—. Michael como sea una broma...

—Nunca había hablado más en serio hermano.

Volví a abrazarlo mientras reíamos. De pronto tocaron la puerta y se abrió, era Lucía.

—Danica acaba de llamar, nos está esperando —nos alejamos—. ¿De qué me perdí? —sonrió.

—Michael y yo nos mudaremos a un nuevo departamento —Lucía abrió la boca en sorpresa y nos abrazó.

—Felicidades chicos, me alegro mucho por ustedes —se alejó y miró a Michael—. Estaré abajo.

—Vamos, te acompaño —Michael me dio dos golpes en la espalda y salió del cuarto con Lucía.

Me metí al baño y comencé a bañarme lo más rápido posible. Debo apurarme, Danica me dejó muy en claro que si llegaba tarde podía darme por muerto. Y conociéndola, puede convertirse en un demonio cuando quiere.

Una vida contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora